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Nawaz Sharif, junto a su hermano Shebaz, saluda a sus seguidores al llegar al aeropuerto de Lahore. / REUTERS
MUNDO

Sharif dice que no busca «venganzas personales» a su regreso a Pakistán

El ex primer ministro es recibido por cientos de seguidores tras siete años de exilio

P. K.
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El ex primer ministro paquistaní Nawaz Sharif -que gobernó en dos ocasiones, entre 1990 y 1993 y entre 1997 y 1999- puso ayer fin a siete años en el extranjero y regresó a su país con el compromiso de participar «plenamente» en política sin buscar «ninguna venganza personal». Sharif, líder de la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N), viajó desde Riad -donde ha pasado la mayor parte de su exilio- a la antigua capital Lahore en un avión del rey saudí, Abdulá bin Abdelaziz, con quien el viernes mantuvo un encuentro en el que, según los analistas, recibió el apoyo del monarca wahabí a sus planes.

Acompañado de su esposa, su hermano Shebaz y otros familiares, Sharif tuvo un recibimiento triunfal en el aeropuerto internacional de Lahore, donde le esperaban cientos de sus seguidores, pese a que en un principio las autoridades sólo habían dado permiso de entrada a unas pocas decenas. Sin ocultar la emoción, el ex jefe de Gobierno aseguró a los activistas del PML-N que mantiene su compromiso «con el pueblo de Pakistán» y, antes de ser alzado junto con su hermano Shebaz a hombros de una eufórica multitud, afirmó que el regreso es «el mejor momento» de su vida.

Luego se dirigió en una caravana de numerosos vehículos y en ambiente festivo al santuario islámico de Data Darbar, en Lahore, donde está enterrado el santo sufí Alí Hajvery, en un recorrido establecido previamente por su partido, que colocó altavoces, banderas y carteles de bienvenida en numerosos puntos de la ciudad.

Sharif fue depuesto del Gobierno en 1999 por el golpe de estado incruento que aupó al poder al actual presidente de Pakistán, general Pervez Musharraf, y, tras ser condenado a cadena perpetua por diversos cargos, aceptó marchar a Arabia Saudí en 2000 a cambio del perdón presidencial. Antes había mantenido una enconada rivalidad política -que ha continuado durante el exilio- con la asimismo ex primera ministra Benazir Bhutto, con la que alternó el poder en la década de los noventa y que también regresó a Pakistán a mediados de octubre.

Segundo intento

Sharif ya había intentado volver a Pakistán el pasado 10 de septiembre, pero nada más pisar la pista del aeropuerto de Lahore fue devuelto de inmediato a Arabia Saudí en medio de un intenso dispositivo de las fuerzas de seguridad. Ayer, en cambio, el régimen de Musharraf se abstuvo de comentar públicamente la llegada del líder opositor, lo que algunos analistas interpretan como una aceptación tácita de su presencia en el país asiático, que se encuentra en estado de excepción desde el 3 de noviembre. De cualquier forma, las autoridades desplegaron cerca de 5.000 policías para garantizar el orden, aunque en esta ocasión no se recurrió a utilizar efectivos militares.

Entre los observadores políticos tampoco se descarta que Sharif haya alcanzado un acuerdo con Musharraf, que habría permitido su regreso al país a fin de tratar de negociar una alianza política para hacer frente a Benazir Bhutto. Sharif ha criticado en las últimas semanas en reiteradas ocasiones el estado de excepción, que ha calificado de «inconstitucional», y ha reconocido que ha mantenido contactos con Bhutto para estudiar una eventual postura común de oposición al dictador.

La vuelta a casa del líder del PML-N se produce un día antes de que finalice el plazo dado por la comisión electoral de Pakistán a los partidos para que presenten a sus candidatos a las elecciones legislativas del 8 de enero. No obstante, todavía no está claro si el partido de Sharif concurrirá a esos comicios o los boicoteará en protesta por el estado de excepción, igual que la formación de Bhutto, que tampoco ha dejado claro si se presentará o no.