Abbondanzieri perdona a un Zaragoza que sigue muy herido

El Getafe ahondó en la herida del Real Zaragoza, con el que empató 1-1, demostrando que el conjunto aragonés sigue sin ser el mismo de la temporada pasada, mientras que el equipo madrileño logró un punto más que le ayuda a alejarse un poco de la zona caliente de la clasificación. Ambos equipos viven trayectorias muy diferentes pues mientras el aragonés, que están en franco declive, ha sumado un punto en los últimos tres encuentros, el madrileño, de los cuatro últimos que ha disputado ha ganado tres y empatado otro.

El Getafe, contrariamente a lo que se pensaba, no quiso jugar con las mismas armas que el equipo maño y que suele utilizar también, toque y creación de juego, sino que obligó al Zaragoza a llevar el peso del partido consciente de las dificultades por las que atraviesa para generar fútbol y la apuesta le salió bien.

En el primer período un Zaragoza demasiado lento en su concepción del juego permitía los repliegues y las coberturas a un Getafe que no intentaba jugar demasiado sino salir a la contra con velocidad.

Sin embargo, ni uno ni otro conjunto daba sensación de peligro, quizá algo más el visitante porque disponía de más espacios en la espalda de los defensas de los propietarios del terreno, pero tampoco obligó a César Sánchez a actuar en exceso.

El Getafe avisó tras el descanso de que no se conformaba con el empate y tuvo dos acciones muy claras a poco de comenzar en las que se pudo adelantar. Estas dos acciones fueron el preludio del 0-1 que llegó en el minuto 64 por medio de Francisco Sousa tras aprovechar un error de Juanfran dentro del área.

El Real Zaragoza deambuló por el césped tras el tanto hasta que una picardía de Andrés D'Alessandro le sirvió para igualar la contienda. El argentino, recién salido al campo, aprovechó la sustitución del autor del gol para lanzar una falta directa a portería aprovechando el despiste de Abbondanzieri que estaba muy adelantado.

En los últimos minutos los dos equipos tuvieron opción de variar el marcador porque el juego se abrió pero al final nadie fue capaz de lograrlo.