PATRIMONIO. Vista general del Castillo de Santiago y aun plano de la fortificación pertenecientes a los siglos XVIII y XIX. / LA VOZ
Cultura

Historia y arquitectura

Alberto Ocaña recoge en un libro todos los detalles del castillo de Santiago en Sanlúcar

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Constituiría, a mi juicio, un lamentable error que este libro -serio y ameno, riguroso y claro, sobrio y bello- llegara sólo al conocimiento de los especialistas en Castellología o, incluso, a los amantes de estos edificios nobles que son, además de señoriales monumentos, unos elocuentes documentos de piedra que, como es sabido, están repletos de una información histórica que sólo los investigadores son capaces de indagar y que están cargados de unas resonancias emotivas, que sólo los amantes de esta disciplina aciertan a descifrar.

Este estudio concienzudo y detallado, elaborado por Alberto Ocaña, investigador de nuestra Universidad de Cádiz, y dirigido por el doctor Luis de Mora-Figueroa -que, como es sabido, es uno de los estudiosos de la Castellología Medieval más cualificados de Europa-, además de la rica aportación científica que encierra, nos proporciona un inagotable caudal de sugerentes evocaciones históricas que estimulan nuestra imaginación, mueven intensos sentimientos de admiración y generan vivas sensaciones placenteras.

Como el propio autor afirma en su A modo de introducción, «desde que hay gente que escribe de castillos, éstos siempre han suscitado algún tipo de emotividad, a la que es difícil sustraerse». Nosotros estamos convencidos de que estas fortalezas, por sus peculiares caracteres arquitectónicos y, sobre todo, por sus múltiples significados culturales, sirven de soportes privilegiados de identificación colectiva y de focos potentes que proyectan permanentes sugerencias imaginativas y sentimentales. No es extraño, por lo tanto, que sean uno de los emblemas más repetidos en las enseñas y en los blasones de nuestros pueblos.

A través de sus 179 lujosas páginas no sólo disfrutamos con la visita detallada a esta bella construcción y del grato paseo por sus alrededores, siguiendo el curso de una biografía tan accidentada e interesante como la de su constructor, don Enrique de Guzmán El Magnífico, II Duque de Medina Sidonia, sino que, además, recorremos los episodios históricos más relevantes que se suceden durante los más de cinco siglos de vida de la fortaleza, que van desde los viajes de Colón a las Guerras Napoleónicas o desde la vuelta la mundo de Magallanes a la actualidad.

Por la relevancia de los sucesos relatados y, sobre todo, por la manera tan amena de contarlos, nos han resultado especialmente interesantes algunos relatos como, por ejemplo, el de las peleas de don Enrique con don Rodrigo Ponce de León que, tan brillantemente ilustra la rivalidad caballeresca y la lucha de los linajes por el poder en nuestra Edad Media. Como el autor indica, ambos personajes resumen con sus vidas un conflicto que se planteó prácticamente en toda Europa por aquellos años: el de la tradición frente a la novedad.

A nuestro juicio, el relato histórico alcanza un elevado nivel descriptivo y, al mismo tiempo, interpretativo, en la exposición de la disputa por el control de la ciudad de Sevilla -«inmenso tablero de ajedrez»-, en la firma de la tregua -Paces de Marchenilla- en la que interviene la Reina Isabel la Católica, en la visita a Sanlúcar de Felipe IV, cuyos fastuosos preparativos, aunque propiciaron el nombramiento del Duque como Consejero de Estado, posteriormente, se interpretó como un desplante presuntuoso y como un intento arrogante de humillar al rey con un excesivo exhibicionismo.

Pero, en nuestra opinión, la aportación más valiosa de este trabajo de investigación es el detallado estudio arquitectónico del castillo: la descripción de la Torre del Homenaje y del Aula Mayor, el análisis de sus sistemas de ataque y de defensa, la interpretación simbólica de las marcas que los obreros medievales imprimieron en el cemento fresco, la justificación las diferentes modalidades de entradas y de salidas, el examen de la planimetría -de las formas y paralelos- y la explicación del diseño del patio y de las zonas de tránsito.

Me permito insistir, sin embargo, en que este libro, que proporciona datos y reflexiones importantes para los estudiosos de la Historia, de la Arqueología y de la Arquitectura Medievales, es, además, y gracias a las cuidadas y bellas ilustraciones y a la lujosa edición, un recreo para los sentidos y un estímulo para la imaginación de los lectores amantes de nuestro patrimonio cultural.