CALLE PORVERA

Por ellas, por nosotras

La lacra de los malos tratos puede afectar a cualquier mujer. En los pocos años que llevo trabajando he oído historias muy distintas. He visto cómo mujeres que aparentemente eran felices ocultaban qué ocurría tras las paredes de sus dormitorios (incluso a sus propios hijos), he sido testigo de cómo la Policía devolvía a un maltratador a su casa después de ser denunciado y cómo su esposa muerta de miedo tenía que abandonar el hogar a altas horas de la madrugada camino a casa de un familiar que la protegiera. He visto el miedo en los ojos de mujeres que no podían enfrentarse a quienes durante años las habían humillado y pegado y he sido testigo de cómo el dolor hace que unos hijos deseen que su padre desaparezca para siempre de sus vidas.

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La violencia de género es algo que nos afecta a todos. Por desgracia siempre se conoce a alguien que ha sido víctima de ella. ¿Hasta cuándo? ¿Qué está fallando? Porque, a pesar de las leyes que se están aprobando para proteger a las mujeres de sus maltratadores, está claro que algo no va bien. Fátima Canca, la presidenta de Mujeres Unidas contra la Violencia de Género, insiste en que no sirven de nada las leyes si éstas no caen en buenas manos. Y tal vez ésa sea una de las causas. Pero no logro entender cómo cuando un hombre pega a una mujer en plena Feria del Caballo la gente mira para otro lado o cómo cuando una vecina es maltratada nadie llama a la Policía.

Para poner fin a la violencia doméstica todos debemos reaccionar ante situaciones como éstas. Ayudar a las víctimas y explicarles que no necesitan a sus parejas para subsistir, porque con ellos no tienen vida, sólo dolor. Por ellas, por nosotras. Porque cualquiera puede ser víctima de esta lacra. Tenemos que decir «basta».