Un celebrado adiós a los organismos autónomos
Algo está cambiando en nuestro Ayuntamiento. Esta semana, el equipo de Gobierno que preside Pilar Sánchez ha anunciado su intención de hacer desaparecer uno de los pilares sobre los que se cimentaba el Consistorio jerezano que hoy conocemos, el de los organismos autónomos. En la actualidad son cuatro las instituciones que, aún siendo municipales, funcionan con total independencia con respecto al ayuntamiento matriz. La tan traída y llevada Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), la Gerencia Municipal de Deportes (GMD), el Instituto de Promoción de Desarrollo y el Instituto de Cultura. Durante muchos años tuvo sentido sacar de la organización central estos servicios, pero con el tiempo la idea original fue corrompiéndose y la eficacia de un principio mutó en opacidad, contrataciones a dedo e instrumentalización política. Estos cuatro organismos, especialmente la GMU y la GMD, funcionaban tan al margen del Ayuntamiento de Jerez como lo pueda hacer cualquier empresa privada y, claro, terminaron convirtiéndose finalmente en algo para lo que no habían sido concebido.
Actualizado: GuardarSe daba la circunstancia de que en el despacho de Alcaldía se enteraban de las medidas que podían tomar alguna de estas áreas cuando ya se trataba de hechos consumados. No se explica de otra forma que la GMU haya multiplicado por dos su personal en los últimos seis años o, lo que es más grave, haya catapultado su deuda de los 220.000 euros en los que se cifraba en el año 2.000 a los casi 80 millones actuales. Un verdadero escándalo con el dinero de todos los ciudadanos, que de momento se cobró las primeras responsabilidades políticas en las urnas, con la estrepitosa derrota de Pedro Pacheco, pero que todavía podría tener más consecuencias.
La GMD ha sido también escenario de lamentables sucesos. No hace ni un año que la Policía Local sorprendió a unos sujetos haciendo pintadas contra la alcaldesa de Jerez. Eran miembros de la GMD, que, más allá de sus funciones, se había convertido en alguna de sus áreas en un laboratorio político afín al PSA y del que nunca salieron ideas o proyectos nobles que se diga.
Ahora, con esta nueva medida que aparecía ya en el programa electoral del PSOE y que representa uno de los principios básicos del Plan de Saneamiento, todos en nuestro sacrosanto Ayuntamiento de Jerez estarán bajo un mismo paraguas. Todos estarán sometidos al mismo control político, técnico y financiero; todos serán gestionados de la forma austera que requieren los acontecimientos y la profunda crisis económica por la que pasa el Consistorio; y todos remarán en la misma dirección.
La idea es buena y plausible. El tiempo nos dirá si, efectivamente, sirve para lo que se piensa, mejorar el funcionamiento interno del ayuntamiento jerezano, ganar en control y ahorrar costes a una estructura que, aunque hace aguas por muchos de sus flancos, por donde más liquido dejaba escapar era, precisamente, por la GMU. Pilar Sánchez se ha apresurado a decir que no habrá ningún despido, que quiere decir exactamente eso. Lo que no ha dicho es que no vaya a haber traslados, acuerdos puntuales para prejubilaciones o bajas anticipadas.
Es evidente que ahora debe entrar en vigor la teoría de los vasos comunicantes y que si la GMU o la GMD están saturadas de personal, habrá que equilibrar el organigrama y quitar peso de donde sobra para ponerlo en algunos departamentos municipales que, paradójicamente, sobreviven con cuatro gatos o, porque realmente de éstos hay pocos, necesitan de más personal para ofrecer un servicio realmente ágil y eficaz a los ciudadanos de Jerez. Por tanto, señora Sánchez, apúntese una. La medida ha sido bienvenida por la práctica totalidad de la opinión pública jerezana, que, eso sí, estará vigilante para comprobar que el cambio sirve para algo y surte efecto. De lo contrario ir pa ná pues no se va. ¿No cree?