El Real Madrid logra salvar un punto en su visita a la Nueva Condomina

El Madrid salvó un punto en la Nueva Condomina, en un duelo en el que fue de más a menos y en el que acabó jugando con diez por expulsión de Guti. El equipo de Bernd Schuster quiso acortar el partido a tan sólo 20 minutos. Realizó un inicio de partido primoroso, en el que metió al Murcia en su campo. Los locales estaban agobiados. No tenían recursos para paliar la velocidad y la presión de los blancos, que se iniciaba desde el ataque. Raúl, Van Nistelrooy y Robinho acosaban a los defensas pimentoneros, que sólo tenían el recurso del pelotazo para fabricar juego.

Los blancos, al contrario, se hartaban de tocar. Guti buscaba de forma constante los huecos para abrir a las bandas y surtir pelotas a los delanteros. Diarrra y Gago ya se ocupaban del trabajo sucio. El balón era madridista y el gol no podía tardar. Éste llego en una gran jugada iniciada en el lado izquierdo con Van Nistelrooy; continúo en la derecha con Guti, que colgó con su pierna mala un centro templado para que Robinho, en probable fuera de juego, pusiera por delante en el marcador a su equipo. El brasileño se encuentra en estado de gracia. Lleva siete goles (cinco en Liga y dos en Champions) y desde que se fue de juerga en Brasil, está mejor que nunca.

Todo a favor

La situación del partido era ideal para que el Madrid rematara al rival. Era un calco del encuentro contra el Valencia, cuando los blancos se adelantaron pronto y el equipo contrario no sabía qué hacer. Pero al contrario de lo que pasó en Mestalla, el equipo de Schuster, bajó un poco el ritmo del partido, lo que permitió al Murcia crecer a base del otro fútbol. Faltas, protestas, discusiones y amagos de tanganas dieron vida al conjunto de Lucas Alcaraz, que atrajo como un imán al Madrid a ese juego.

El juego de los blancos bajó de velocidad por el cansancio de sus jugadores (tres cuartas partes tuvieron encuentros internacionales la pasada semana) y porque el Murcia comenzó a creerse que podía ganar el partido. Y más cuando De Lucas se aprovechó del eterno problema de los blancos por arriba. Marcó de un perfecto cabezazo en plancha ante la indolencia de los madridistas.

Alcaraz adelantó las líneas. Los pimentoneros abrieron el campo por las bandas y arrinconaron a los blancos. Las tornas habían cambiado. Pero la gran diferencia era la calidad de los jugadores. Abel, tanto de globo como con un tiro lejano, y Goitom, en un mano a mano, tuvieron la victoria. Schuster no se podía creer cómo los grana podían llegar de forma tan fácil a la portería de Casillas. Pero lo que más le enfado fue la expulsión de Guti, que le dio una patada a Arzo sin venir a cuento.