«Algunos padres dejan que sus hijos se eduquen con internet»
El veterano maestro Sebastián Gómez ha participado en la conmemoración de los 150 años del profesorado gaditano
Actualizado:Ciento cincuenta años han cumplido los estudios de maestro en la provincia. Siglo y medio que ha servido para formar a varias generaciones de guías, de instructores de pequeños gaditanos, que más tarde se hicieron mayores y también guiaron a las generaciones posteriores. Y, así, hasta hoy.
Desde esa fecha de mediados del siglo XIX se han sucedido los sistemas educativos, algunos tan longevos como la Ley Moyano de 1857, y otros menos duraderos y más polémicos como la Logse. Para homenajear y repasar la trayectoria de los estudios de maestro en la provincia, la Universidad de Cádiz ha celebrado esta semana un congreso conmemorativo, organizado en gran parte por el ex decano de la Facultad de Ciencias de la Educación, Juan Manuel Serón Muñoz.
En dichos actos han participado personas tan vinculadas a la educación gaditana como Sebastián Gómez de la Torre, de 57 años, quien ha experimentado todos los cambios que ha sufrido la educación española desde 1972, cuando comenzó a dar clases en el colegio La Inmaculada. «Tras acabar el Bachillerato Superior en el Columela, estudié los dos años que se exigía para ser maestro y luego hice prácticas en el Carola Ribed todo un año. Un año que servía para decidirte tú y decidir los que te evaluaban si servías o no para tratar con algo tan delicado como son los niños. Luego, me eligieron para trabajar en el colegio La Inmaculada, que era nacional, pero que se hizo para los hijos de los militares y tuve la suerte de estrenarlo», explica Sebastián.
De aquella época, este profesor, al que según él mismo le quedan sólo dos cursos para jubilarse, tiene multitud de recuerdos. Como su primer sueldo. «En las prácticas me pagaban 4.500 pesetas al mes, pero sólo se cobraba cada tres meses. Para mí, esa cantidad era muy llamativa y no lo olvidaré nunca. Luego, ya contratado en La Inmaculada, pasé a cobrar 17.000 pesetas, con las que se vivía bastante bien. También recuerdo que era un colegio donde había mucha disciplina, los niños tenían muy claro que querían estudiar una carrera. Claro que eran hijos con padres que tenían sueldos fijos y donde los problemas eran más simples que en el siguiente colegio al que fui».
El siguiente colegio fue el San Rafael, también en la capital gaditana, once años más tarde. «Allí tenían los problemas normales de la gente sin sueldo fijo, el paro ya era un problema normal, y las aspiraciones de los alumnos ya eran más tendentes a estudiar Formación Profesional. Sin embargo, es verdad que eran padres muy implicados en la educación de sus hijos y en la marcha del centro. Cosa que me parece bien, porque los padres tienen que cumplir con sus obligaciones. Ahora, la escuela y los profesores están asumiendo una cantidad de funciones que no le corresponden, mientras que algunas familias hacen una dejación de responsabilidades y permiten que sus hijos se eduquen con la televisión o internet», dice Sebastián.
Pacto de Educación
La dilatada experiencia de este maestro gaditano le vale para analizar con precisión las diferencias entre la educación de hace unas décadas con la de ahora, tan convulsionado por fenómenos como el fracaso escolar o las agresiones a profesores. «Los sistemas no son mejores ni peores, pero en pocos años han salido unas leyes que no se han desarrollado y eso ha provocado inquietud porque la gente tienen la sensación que se hacen de forma improvisada. Debería de existir un pacto de Estado para la Educación, que propiciara estabilidad a las familias», comenta Sebastián, un formidable ejemplo de los muchos maestros que la provincia gaditana ha formado desde hace ya más de siglo y medio.
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