Sveltlana
Es muy grave para la televisión en España que haya habido un crimen, el asesinato de Svetlana, vinculado a un programa de televisión, El diario de Patricia. Es también grave que el episodio haya dejado a Antena 3 completamente desconcertada. Es todavía más grave, en fin, que la reacción de los medios se haya limitado a una mera insinuación de culpa sobre el programa y sobre la cadena, como si con eso quedara todo explicado y, al mismo tiempo, desparecieran también los problemas de conciencia que el suceso puede haber ocasionado en la profesión periodística. Antena 3 emitió anteanoche un comentario que resume la posición de la cadena. Decía así: «Condenamos este nuevo episodio de violencia de género y aseguramos que se han cumplido todas las medidas de control que permite la ley, tal y como se le había pedido a la productora. Consideramos injusto establecer una relación causa-efecto entre el programa de televisión 'El diario de Patricia' y esta nueva muerte». El texto es interesante porque constituye una exculpación que a punto está de caer en el caricaturesco latinajo «Excusatio non petita, accusatio manifesta». Pero Antena 3 lo emitió después de que se hiciera «manifesta» una «acusatio» bastante poco meditada en distintos medios de comunicación.
Actualizado:Lo más importante es lo de los controles, es decir, en qué medida el programa podía conocer el carácter del ex novio de la mujer. La productora jura que emplea todos los métodos de control que la ley le permite, métodos que terminan donde empiezan las garantías legales de la intimidad de las personas. Debemos creerlo. Los redactores del programa aseguran que hicieron las pertinentes averiguaciones en el torno de los protagonistas del drama, y nada permitió concluir que se avecinaba una tragedia. También debemos creerlo. El problema no está en los mecanismos de control, sino en el propio hecho de que haya algo que controlar, y eso nos lleva a plantearnos el modelo televisivo en general.