Cultura

Zombis en el vecindario

Rec aterriza en la cartelera con viento a favor. Los aficionados al celuloide de horror ya han glorificado este cinta de guerrilla, rodada como si fuese un falso documental, cámara en mano, dando pie a una mayor identificación del espectador con lo que esta ocurriendo en pantalla. Balagueró y Plaza invitan al público a subirse en una montaña rusa. Su nueva película, que apunta a reforzar el taquillazo de El orfanato, señal inequívoca de que una nueva generación de cineastas españoles que apuestan por el cine de género puede sanear el negocio por estos pagos, es un divertimento mayúsculo, de ritmo endiablado, que apenas deja respirar a base de sustos, giros y situaciones escalofriantes.

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La excusa para desplegar el horror show resulta ingeniosa: una reportera de un canal local, interpretada por Manuela Velasco, acude con un cámara a las dependencias de un cuartel de bomberos para grabar una pieza sobre una de sus salidas. Tras sonar la alarma acuden a un edificio donde los vecinos están exaltados ante los gritos de una mujer encerrada. Lo que parece una misión rutinaria se convierte en un infierno cuando hace acto de presencia uno de los mitos del cine de terror, un muerto viviente, cuya mordedura contagiosa extiende la amenaza.

A partir de esta premisa, ambos directores juegan con las convenciones del género con sabia ironía y ofrecen un ejercicio de estilo desenfadado, que apuesta por el entretenimiento y maneja al espectador a su antojo una vez que se ha subido encantado al vagón del tren de la bruja, en este caso un bloque de viviendas repleto de zombis. Rec, rodada en formato digital, no engaña a nadie, ofrece lo que promete.