La fiscalidad verde
Llega un momento en el que aceptamos como cosa normal el permanente estado de precampaña electoral. Ahora resulta que todos los partidos políticos están preocupados por el cambio climático y este interés forma parte fundamental de su programa. El último en llegar ha sido el Partido Popular en su reciente Conferencia Política. Entre las medidas que proponen los populares está la eliminación total del impuesto de matriculación para los vehículos limpios. Además, también pagarían menos -no se sabe si vía subvención-, en los peajes de las autopistas y en los estacionamientos regulados.
Actualizado: GuardarLa afirmación corresponde al miembro del consejo asesor del programa del PP Esteban González Pons, quien añadió que la cuestión del calentamiento global es una buena oportunidad para abandonar los hidrocarburos como fuente predominante de energía.
Una cuestión aceptada por la mayoría, si no fuera porque el sector productor y distribuidor de los combustibles se caracteriza por defender contra viento y marea sus intereses. O es que acaso no sería más lógico -tal y como han pedido los fabricantes, importadores y concesionarios- trasladar los impuestos de la adquisición, al uso, y así el que más contamine, más pague.
No tiene sentido por parte de ninguno de los partidos hacer un alarde de conciencia ecológica y olvidarse de mencionar la renovación del Plan Prever. No hay una sola asociación del sector del automóvil que no haya explicado por activa y por pasiva al vicepresidente económico Pedro Solbes que con este plan de achatarramiento y renovación del parque puede mejorarse de forma notable el medio ambiente y la seguridad vial.
El problema, como decíamos al principio, es que estamos metidos de lleno en la etapa del ecologismo predicador y electoral. Por lo tanto, mucho me temo que hasta la próxima legislatura, esté quien esté al frente, no podremos ver los resultados ni hablar en serio de la fiscalidad verde del automóvil.