LA PARCELITA

Estamos todos locos

Creo que tenemos los relojes biológicos totalmente chiflados. Quizás el cambio climático nos está afectando un poco el coco. El otro día iba dando un paseo por la calle Columela y me encontré que los escaparates de Zara tenían ya como exorno las guirnaldas nevadas de la Navidad, todo el mundo en mangas cortas y muchos todavía dándose un baño en La Victoria o en La Caleta. Miré el calendario, dieciocho de noviembre. ¿Cómo puede ser esto?

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Desde hace más de quince días van apareciendo, como por arte de magia, por nuestras calles y plazas la iluminación (sin encenderse, ¿estaría bueno!) que anunciarán dentro de pocas fechas las celebraciones navideñas y, por si esto si fuera poco, pasé por la puerta de un supermercado cerca del estadio Carranza que lucía un esplendoroso Felices Fiestas en su puerta iluminado y todo. Por la avenida también van proliferando las tan traídas y llevadas torres petrolíferas que este año están siendo disfrazadas de blanco nieve, eso si, con las inscripciones del doce.

En fin, que quieren que les diga, no nos hemos terminado de tomar las castañas y los huesos de santo cuando ya estamos atiborrándonos de turrones, peladillas y polvorones. Quizás la campaña de Al Gore y sus secuaces nos están haciendo que vivamos más deprisa y ya que las estaciones no se diferencian unas de otras, a nosotros no pasa lo mismo, no sabemos ni que ropa ponernos. A los que les viene esto fatal, así me lo comentaba un buen amigo el domingo pasado, es a los comercios. No han vendido ni un jersy en esta campaña. Van a tener que poner congeladores por las calles para que de verdad bajen las temperaturas y tengamos la necesidad de salir de compras para llevarnos a casa algo de invierno. Bueno que quieren que les diga, el tiempo se está volviendo loco loco y nosotros, si no le ponemos remedio, también.