Error lamentable
Actualizado:a absolución del etarra Gregorio Vicario Setién del secuestro de José María Aldaia, confirmada ayer por el Tribunal Supremo, constituye un lamentable desenlace para un proceso judicial en el que las partes -en especial, la Fiscalía de la Audiencia Nacional- no procedieron con la debida diligencia para asegurar la correcta materialización de la Justicia. El hecho de que las consecuencias se vean minimizadas por la condena centenaria que purga el imputado por otros casos de terrorismo no maquilla la gravedad del descuido del fiscal, que no esgrimió en la vista oral la prueba de ADN que inculpaba al sospechoso. El resarcimiento judicial supone la principal vía con que cuentan las víctimas para ver reconocido su dolor y el significado de la pérdida que han sufrido. Lo que obliga al conjunto del sistema a extremar el celo en sus actuaciones, para evitar errores que no pueden ser corregidos después forzando la legalidad.