Carta abierta
Al excelentísimo señor presidente de todos los españoles y al de la Junta de Andalucía.
Actualizado: GuardarMe dirijo con todo mi respeto a ambos para decirles que tomo por estandarte la augusta democracia y por defensa la palabra escrita para comunicarme con ustedes y, así, hacerles llegar mi angustia e inquietud. Sin dramatizar, pero con las más crudas realidades, paso a comentarles que sé perfectamente que soy la única voz que se levanta, pero lo seré por poco tiempo, dado que, de continuar lo siguiente que describiré, muchas más se levantarán para también ser escuchadas por las mismas causas. Paso a manifestarme.
«No nos quitéis el pan ni la leche, puesto que son nuestros alimentos básicos de cada día, ni a nuestros hijos por ser pobres y necesitados». Tenemos hambre y amamos con todo nuestro ser a nuestros hijos.
Todavía hoy, los recuerdos de dichos colegios me dan escalofríos. Tenía comida diaria, pero lloraba noches y días, días y noches por la falta que me hacía el calor y el amor de mi madre.
Tengo 52 años y dos hijos criados hasta la fecha por mí, pero también tengo cicatrices en el alma y marcas en mis piernas por los castigos que recibía al llorar la ausencia de mi progenitora. La perdí, no pude disfrutarla, ni antes ni ahora, pero me sigue haciendo falta su amada presencia pese a mis 52 años.
Apelo, por tanto, a la generosidad que sé que tienen. Que mi petición, por favor, no quede en un cajón durmiendo o en una papelera.