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Analistas pronostican el inminente fin del Gobierno de Alemania

Las negociaciones para formar el actual Gobierno de gran coalición alemán duraron dos meses y cuando el acuerdo, que recibió el pomposo título de Unidos por Alemania, con coraje y humanidad, estuvo maduro para ser firmado por los líderes de los tres partidos que lo integran -CDU, CSU de Baviera y SPD-, la actual canciller formuló una promesa que no ha cumplido. «Por el momento, sólo es papel. Nuestro deber es esforzarnos para que en los próximos días, semanas y años se llene de vida, con trabajo y buena voluntad», dijo Angela Merkel un lejano 17 de noviembre de 2005 al referirse al pacto que le permitió jurar como canciller cinco días después.

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En vísperas de celebrar sus dos años en el poder, los aliados ofrecen al país una imagen que no se ajusta a los sueños de Angela Merkel. Hace dos semanas, el vicecanciller y ministro del Trabajo, Franz Müntefering, renunció a los dos cargos después de constatar que su visión política no contaba con el apoyo de su propio partido y que uno de sus grandes temas, el salario mínimo para los empleados de Correos, había sido saboteado por su aliada, la propia Merkel.

Ayer, Müntefering abandonó el Ejecutivo en medio de una cariñosa despedida de la canciller y el resto de sus colegas. En una pausa del Consejo de ministros, Merkel le regaló un balón de fútbol pintado de rojo y negro, los colores de los partidos de la coalición.