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La escritora en una imagen de archivo. /EFE
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«La palabra es lo más bello que se ha creado»

Escritora prolífica, Ana María Matute escribió su primera novela con 17 años

REDACCIÓN |
MADRIDActualizado:

Considerada una de las voces más personales y aisladas de la literatura española, Ana Maria Matute nació en Barcelona en 1926. Desde su infancia, fue una niña precoz que escribió su primer relato con tan sólo cinco años tras haber estado a punto de morir por una infección de riñón.

Su primera novela, Pequeño Teatro, llegaría en su adolescencia marcada por la Guerra Civil y que sería una constante a lo largo de sus obras, al igual que para el resto de representantes de su generación, la de los 'niños asombrados'.

Matute se dio a conocer en la escena literaria española con Los Abel (1948), una novela inspirada en la historia bíblica de los hijos de Adán y Eva, en la cual reflejó la atmósfera española inmediatamente posterior a la contienda civil desde el punto de vista de la percepción infantil.

Aunque sus novelas no están exentas de compromiso social, si bien es cierto que no se adscriben explícitamente a ninguna ideología política. La escritora catalana ha logrado desarrollar un estilo personal en el que la imaginación y la fantasía ocupan un lugar importante.

Obra prolífica

Entre sus obras más conocidas está la trilogía Los mercaderes, integrada por Primera memoria, Los soldados lloran de noche y La trampa, así como La torre vigía, donde narra la historia de un adolescente que debe iniciarse en las artes de la caballería. Aunque sigue la línea de las anteriores, se da en ella un cambio histórico de ambientación hacia el período medieval, rasgo que se ha convertido en el universo de sus libros más recientes, publicados tras un período de silencio literario: Olvidado Rey Gudú y Aranmanoth.

Asimismo a lo largo de su carrera editorial han visto la luz también cuentos para niños. Muchos de ellos recopilados bajo los títulos Los niños tontos, Caballito loco, Tres y un sueño, Sólo un pie descalzo y Paulina.

Poseeedora de casi todos los premios nacionales vinculados al mundo de las letras e incluso candidata en varias ocasiones al Nobel de Literatura, su mayor reconocimiento llegó en 1998 al entrar a formar parte de la Real Academia de la Lengua Española.

Tomó posesión del sillón 'K' con un discurso cargado con toda la fantasía e imaginación con las que dota a sus obras y en el que resaltó que "escribir es un descubrimiento diario a través de la palabra, y la palabra es lo más bello que se ha creado".