Contraportada

Una versión distorsionada

Una editorial turca cambia las ilustraciones de los ejemplares escolares de 'Heidi' para ocultar la ropa interior de la niña y colocar un velo islámico a la abuela de Clara

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H eidi era una niña de pelo negro y mejillas como tomates. Tenía una camiseta roja, una falda rosa y un gran trasero. Cuando corría colina abajo, su falda tapaba su cabeza y veíamos sus grandes bragas blancas. Probablemente fue el primer personaje de dibujos animados al que se le vieron las bragas». Así es descrita la pequeña Heidi en la web turca Dibujos animados de nuestra infancia por alguien que leyó el famoso libro de Johanna Spyri y vio la serie infantil en televisión cuando era pequeño. Sin embargo, los niños turcos de hoy nunca más podrán verle las bragas a Heidi, al menos en los libros recomendados por el Ministerio de Educación de Turquía, aunque sí podrán ver a la Señora Seseman, la abuela de Clara (la amiga minusválida de Heidi ), con la cabeza cubierta por un pañuelo islámico.

La famosa Heidi de Spyri es uno de los 100 libros recomendados por el Ministerio de Educación para los niños de Turquía, pero el dibujo de la Señora Seseman con el pañuelo islámico en el libro publicado por la Editorial Karanfil ha levantado un debate sobre la política educativa del Gobierno. Los círculos seculares han criticado duramente al Gobierno y al Ministerio de Educación asegurando que este hecho evidencia la islamización del sistema educativo turco, explicó el presidente del sindicato de profesores Egitim-Sen, Alaadin Dincer. El Ministerio respondió que no tiene nada que ver con el libro y que fue una editorial privada la que realizó el dibujo con velo, aseguró Dincer, pero el Ministerio levantó el control sobre los libros escolares y «abrió camino a la distorsión de los textos escolares, como vemos en el caso de Heidi».

El tema del velo se ha convertido en los últimos años en el debate más importante entre los círculos seculares y los islamistas moderados ya que los primeros creen que es un símbolo del Islám político y los segundos apelan a la libertad individual. Las estudiantes de las universidades turcas y las trabajadoras de las instituciones estatales tienen prohibida la entrada a los recintos con velo, y algunas lo esconden bajo pelucas.

La esposa del presidente, Hayrunissa Gül, así como la del primer ministro, Emine Erdogan, y la de otros ministros llevan velo, lo que asusta a los sectores laicos, incluidos los militares, quienes acusan al gobierno de intentar islamizar el país paso a paso.

«No es sólo Heidi, también vemos distorsiones similares en otros libros recomendados por el Ministerio. En un libro de historia, a una mujer de un cuadro de la Revolución Francesa se le taparon los pechos descubiertos. Los nombres de algunos textos literarios occidentales fueron cambiados por nombres turco-musulmanes. Consideramos que todos estos signos forman parte de la intención de fortalecer una educación religiosa», afirmó Dincer.

Mercado millonario

Lo cierto es que la moda islámica se ha convertido en un mercado de millones de dólares. Mustafa Karaduman, propietario de la empresa textil Tekbir, líder en el sector de ropa islámica moderna que también incluye lencería femenina, explicó que su objetivo es cubrir la cabeza del mayor número posible de mujeres, «pero a través del diseño», apostilló. Tekbir, que presenta sus creaciones con famosas modelos, consiguió el pasado año unos beneficios de 50 millones de dólares.

Según el profesor de Teología de la Universidad de Konya, Sahin Filiz, «con los debates del velo se ha politizado el Islám como primer paso. Ahora vemos el segundo paso, que es islamizar la política. Estar contra un partido es estar contra la religión, y el velo se ha convertido en símbolo».