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Las dos caras de la moneda
Agricultores de Sanlúcar celebran la lluvia que ha limpiado sus terrenos, pero temen por sus cultivos de patata y zanahoria
Actualizado: GuardarLa lluvia, ese arma de doble filo para la agricultura, ha vuelto a hacer acto de presencia en los campos sanluqueños. Unas tierras que vieron como el martes el agua caía torrencialmente sobre ellas, aunque en esta ocasión la lluvia ha sido benevolente con los agricultores ya que no ha anegado ninguna de las 1.000 hectáreas sanluqueñas dedicadas al cultivo. «No nos podemos quejar puesto que no han causado los destrozos de hace dos meses en los que el agua fue muy dañina», explica José Manuel Sánchez Vega, agricultor de la Colonia de Monte Algaida, la zona agraria y rural de Sanlúcar por excelencia.
En este sentido, desde la Comunidad de Regantes de la zona avalan la afirmación de este agricultor. «El agua ha caído con fuerza pero no tenemos que lamentar daños ni pérdidas», comenta José Antonio Pérez Raposo, secretario de la Comunidad de Regantes, quien recuerda «lo beneficiosa que es este agua para los pantanos» que sólo se encuentran al 30% de su capacidad.
«Además, en el caso concreto de Sanlúcar viene muy bien también porque limpia nuestros terrenos, eliminando todos los posibles virus que puedan existir en la tierra», añade el portavoz de los regantes.
Pero el agua tiene otra cara, la de la humedad que trae consigo. «Especialmente en esta época del año en que hemos pasado de mucha calor a las lluvias, el agua provoca mucha humedad», explica Pérez Raposo. Una aliada de las lluvias que trae fatales consecuencias para los principales cultivos sanluqueños: la patata y la zanahoria, especialmente para la primera de ellas.
«Por culpa de la humedad, la patata se muere por fuera, lo que provoca que también se pudra por dentro, por eso si las lluvias se alargaran en el tiempo serían peligrosas, cosa que no parece que vaya a ocurrir», agrega el portavoz de la Comunidad de Regantes.
Por su parte, el agricultor José Manuel Sánchez considera que el fuerte viento puede ser más nocivo que la propia humedad. «El elemento más dañino ha sido quizás el viento que ha soplado con mucha fuerza», valora el agricultor. «La patata está ahora creciendo, se encuentra en la mitad de su desarrollo y el aire la deja tirada por el suelo», comenta José Manuel, algo resignado.
Aún así, tanto José Manuel Sánchez como José Antonio Pérez Raposo coinciden en hacer una valoración positiva de las últimas lluvias. «El agua en pequeñas dosis siempre es una alegría», concluyen ambos agricultores.
sanlucar@lavozdigital.es