Cartas

Eventos y eventuales

Hasta ahora sólo un venezolano («¿por qué no te callas?»), un cubano, un mexicano, utilizaba lo de evento en su acepción de «suceso importante y programado de índole social, académica, artística o deportiva». Pero de un tiempo a esta parte es tal la abundancia de iletrados entre nuestros políticos, sindicalistas, periodistas, escribidores, hosteleros, carnavaleros y futboleros, cofradieros, clérigos y laicos, que lo de evento -su uso, abuso y mal uso- está a la orden del día.

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Según el DRAE -con la venia de sudamericanos e incultos papanatas- evento es «eventualidad, hecho imprevisto, o que puede acaecer». Así que nada de llamar evento a cualquier cosa, acto, acontecimiento, supuestamente extraordinario, preparado con antelación, programado y anunciado -con publicidad electorera- por los promotores del mismo. Sea éste un carrusel de coros, una magna de cofradías, un acto académico, un derby (en inglés, carrera de caballos) futbolero local o provincial, una gran regata o, incluso, los «grandes eventos» de 2012 con motivo del Bicentenario a celebrar en el, también mal llamado, «memorial de las libertades»...

Lo curioso es que -aquí, ahora- a algunos trabajadores «que no pertenecen a la plantilla de una empresa» («Yo soy la otra, la otra, y a nada tengo derecho»...) se les llama eventuales y hasta ex-eventuales... A estos progres iletrados que lo de «Caminante no hay camino... «lo atribuyen a Serrat y no a Machado, habría que recomendarles que «posaran sus ojos» sobre Juan de Mairena (Mairena, en su clase de Retórica y Poética.)

-Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: «Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa».

El alumno escribe lo que se le dicta.

-Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.

El alumno, después de meditar, escribe: «Lo que pasa en la calle».

Mairena.-No está mal.

Bueno, pues eso. Las cosas que pasan. Las cosas de Cádiz.

Luis J. Suárez Cádiz