Duelo de chicucos
Quien esté diseñando la campaña electoral de ZP es un fiera: sólo a un cerebro privilegiado se le ocurriría fichar a Alfredo Pérez Rubalcaba para encabezar la lista del PSOE por esta circunscripción. ¿Quién mejor que un santanderino de Solares para enfrentarse en ese duelo a primera sangre de urna a una de Santander-Santander, lo que se dice Santander, como Teófila Martínez?
Actualizado: GuardarYa me los imagino discutiendo en la vieja habla montañesa que cantaron José María de Pereda o Juan Sierra Pando: «Pos cuandu las cabañas de Sopeña, de Valle, de Terán y de Selores suben a los puertus de Sejus o de Palombera, las brujas de Bárcena Mayor, de Colsa y de Correpocu si ponin en lus pernales que dan sobre el caminu, pa ver d´embrujarlas comu embrujan a las gajucas, peru viedu que ven que son del Valle, déjanlas pasá dujendu: AVaigan, vaigan de mala man/ que éstas bien jisopás van». Seguro que, en plena refriega democrática, se lía la mortal por los kies santanderinos en vez de por los angangos gaditanos, convirtiéndose cada uno de estos candidatos en bajancias recíprocos de sí mismos. Cuanta gaditanía. Que nadie se atreva a hablar de cuneros: lo que van a ganar los debates de la trimilenaria con la potenciación de esta minoría étnica cuya presencia local se remonta a la repoblación de Cádiz por Alfonso X en 1265.
Averiguar el por qué de la presencia en esta ciudad de freidores gallegos, de albañiles de Medina y de políticos de La Janda son algunos otros enigmas del atlas humano de esta ciudad que siempre tuvo a los montañeses de la esquina -como les consagró en una célebre novela Venancio González- una de sus referencias: los cántabros terminaron siendo los chicucos, que esa fue la palabra que usaban para llamar a aprendices aquellos montañeses que abrieron tienda de ultramarinos en la ciudad a partir del siglo XIX.
Incluso hay quien sigue diciendo en Cádiz vamos al «chicuco» en vez de vamos al almacén. Así que, en las próximas elecciones generales, entre el candidato Pérez Rubalcaba y la candidata Martínez, podremos ir al «chicuco» de las promesas electorales para reclamarles cuarto y mitad de bajada de impuestos, cien gramos de viviendas sociales o un litro de células madres embrionarias o no. Ya me veo a los andalucistas rescatando a Juan Hormaechea y al nacionalismo conservador cántabro para animar el cotarro gaditano.
Y la Izquierda Unida provincial lo mismo ficha a Abigail Aleu, que por motivos personales acaba de dejar de ser coordinadora regional de dicha coalición en Cantabria.
Al paso que vamos, ya veo que la Casa de Cantabria tendrá que ampliar su sede social en el barrio de San José. Los candidatos repartirán por las calles sobaos pasiegos y quesadas. Las freidurías cambiarán el cazón y los chocos por los panchos y bocartes, las bocas de La Isla por amayuelas y morgueras. Gaditanos, desde el inicio de esta precampaña, olvidad las cañas de Cruzcampo y pasaos al té de los puertos de Aliva con orujo, para que no se engollipen los polvorones.
Auguro que, sin duda alguna, nuestro Manolo Santander dará el pelotazo en los próximos carnavales. Tolerante como es, esta provincia estará dispuesto a admitirlo todo. Salvo que decidan nombrar a David Bustamante como hijo adoptivo de la misma.