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MUNDO

La UE agota el plazo para pactar una solución negociada al futuro de Kosovo

Reino Unido genera una polémica al desvelar que una veintena de socios comunitarios admite la independencia unilateral de la provincia serbia de mayoría albanesa

FERNANDO PESCADOR
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No hubo ayer avances en la reunión del Grupo de Contacto (EE UU, UE y Rusia) con representantes serbios y kosovares que tuvo lugar en Bruselas, en busca de una solución consensuada sobre el estatuto futuro de la provincia serbia de mayoría albanesa. Al término del encuentro, la troika emitió un comunicado en el que se señalaba, textualmente, que «Pristina ha descrito su visión sobre una independencia supervisada de Kosovo, en línea con las recomendaciones del enviado especial de Naciones Unidas, Martti Ahtisaari.

Belgrado ha continuado explicando a Pristina su visión de un Kosovo con un grado alto de autonomía, dentro de las fronteras de Serbia». Las partes convinieron volver a verse de nuevo entre los días 26 y 28, en la localidad austriaca de Baden.

Las reuniones de la troika con las autoridades serbias y kosovares comenzaron el pasado agosto, para facilitar un acuerdo entre ambas partes, enfrentadas por el estatuto final de la provincia serbia que lleva ocho años bajo administración de Naciones Unidas.

Los kosovares no se conforman con nada menos que la independencia, se denomine como se denomine, para la que cuentan con el apoyo explícito de Washington, y Serbia no está dispuesta a transigir con nada más que con una autonomía avanzada para la región.

El plazo para la negociación finaliza el próximo 10 de diciembre, cuando el Grupo de Contacto elevará su informe definitivo al secretario general de la ONU.

Europa intenta evitar una declaración unilateral de independencia de los kosovares inmediatamente después del día 10. Hasta ahora, los Veintisiete no han mostrado divergencias mayores de cara al exterior sobre el problema kosovar, en parte para no complicar las difíciles negociaciones en curso, en parte para no exhibir nuevamente diferencias graves de política exterior ante un tema europeo relevante.

Sensibilidades diferentes

Anteayer, sin embargo, el secretario de Estado de Exteriores británico, Jim Murphy, se permitió reconocer públicamente que una veintena de socios comunitarios admite actualmente la independencia de Kosovo, con lo que se quebró la discreción de la UE en el tema.

El mandatario no reveló nada desconocido: en Europa hay sensibilidades muy diferentes ante la eventualidad de esta segregación. Los socios principales -Alemania, Francia y Reino Unido- se resignaron hace meses a ese futuro, según fuentes diplomáticas. Otros, como España, ocultan el desagrado que esa soberanía les produce tras el escudo de las negociaciones en curso que, como ayer volvió a ponerse de manifiesto, son un diálogo de sordos.

El elemento clave es lo que Pristina vaya a hacer después del día 10 de diciembre. El nuevo líder kosovar, Hashim Thaci, antiguo guerrillero en las confrontaciones de finales de la pasada década, aseguraba anteayer en la capital kosovar que coordinará sus acciones con EE UU y la UE, pero no ha conseguido aplacar los recelos europeos, que no han logrado ponerse de acuerdo sobre el mandato de sustitución de la OTAN en Kosovo, más allá del día 10, entre otras cosas porque no está totalmente descartado el riesgo de un estallido de violencia en aquel territorio.

El presidente de la todavía provincia serbia, Fatmir Sejdiu, quien insistía en Bruselas en el objetivo de la independencia y el reconocimiento internacional, no ayudaba ayer a despejar las dudas existentes, cuando declaraba en Bruselas que la clase política kosovar está de acuerdo en coordinar sus pasos con la comunidad internacional, pero que también «está obligada a interpretar y respetar la voluntad de los electores».