ATENTO. Aragonés alecciona a sus pupilos durante un entrenamiento. / EFE
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Fiesta de fin de curso en Las Palmas

Luis Aragonés quiere el liderato y mantiene a los 'medios de seda' frente a una tosca Irlanda del Norte que sueña con un doble milagro: ganar a España y que pierda Suecia

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Liberada de la tensión de tener que adquirir el billete para la Eurocopa con los agobios del último día, a la selección le toca disfrutar hoy de una cálida fiesta en Las Palmas. A los alumnos del viejo profesor Aragonés les ha ocurrido como a los estudiantes que suspenden el primer parcial pero enderezan el rumbo a tiempo, cierran el año con buena nota y, ya jubilosos, se marchan de viaje de fin de curso a Canarias. Allí les aguarda una afición entregada y un estadio repleto.

Sucede, empero, que el invitado al festejo no es un amigo sino un antiguo rival con el que hay que saldar cuentas pendientes. La afrenta sufrida en septiembre de 2006 en Belfast, con un hat trick de David Healy, estuvo a punto de enterrar la era Aragonés. Irlanda del Norte, ciertamente, no es el mejor compañero de baile. Su estilo es feo, sus jugadores toscos, y sus desacompasados movimientos nada tienen que ver con los del legendario George Best, a quien sus paisanos recuerdan como el quinto Beatle. Pero entrarán duro porque se juegan su última opción de acudir a la que sería su primera Eurocopa. Necesitan un doble milagro: ganar en Las Palmas y, a su vez, que Letonia venza en Suecia.

La hora de Güiza

Luis albergaba dudas. En un principio, no sabía si dar continuidad a su equipo tipo, con sólo un delantero y los jugones en el centro del campo, o premiar a los suplentes que asumen su condición sin reproche alguno y regresar al 4-4-2 clásico, con extremos. Al final, tras varios cambios de opinión, optó por una decisión salomónica. Cambiará más de medio equipo pero mantendrá lo sustancial, ese centro del campo que ha causado admiración, con la incorporación del sostén Senna en lugar de Albelda.

El más feliz de todos será el jerezano Dani Güiza, a punto de ser padre, de convertirse en el debutante 27 con Luis y de embolsarse los 300.000 euros que el Mallorca le fijó como incentivo en caso de alcanzar la internacionalidad.

Es el momento de recoger la excelente cosecha de 2007, que hasta ahora presenta nueve victorias y dos empates. Todo un récord europeo que, sin embargo, no servirá para ser cabeza de serie en el sorteo del 2 de diciembre en Lucerna. El frío sistema de la UEFA, ajeno a la tradición y centrado en las últimas fases de clasificación, no perdona. Pasa factura haber entrado a través de la repesca al Mundial de Alemania y España oscila entre el grupo tercero o el de las cenicientas. Por eso, derrotar a los norirlandeses se antoja necesario. Pero la Eurocopa de Austria y Suiza será harina de otro costal, el verdadero examen de fin de carrera.