Enamorados de España
Con un programa orientado al gran público se presentó el pasado lunes nuestra Orquesta Joven de Andalucía. Una música que refleja su belleza hacia uno y otro lado del escenario, donde músico y espectador encuentran sensaciones totalmente parejas, guiados por algunas de las páginas más importantes del sinfonismo tintado con el color de nuestro folklore y especiado con el sabor de la tradición.
Actualizado:España, compuesta por Emmanuel Chabrier en 1883 muestra la visión de «nuestra» jota, vista por los ojos del viajante que, irremediablemente queda impregnado de la gran cantidad de fragancias musicales que conviven en esta maravillosa tierra. Michael Thomas extrajo de la partitura una interpretación vigorosa y llena de luces, aunque a veces falta de sutileza y definición en la línea melódica.
Joaquín Rodrigo construyó su Concierto de Aranjuez siguiendo también una estética totalmente española, aunque bajo un prisma mucho mas personal, basándose en un estilo mas culto y cercano a los cánones clásicos. El difícil escollo que supone unir la sonoridad de la guitarra frente al tamaño de una orquesta de grandes dimensiones tuvo como resultado una interpretación algo desequilibrada en el balance orquesta-solista. Rafael Aguirre hizo gala de un sonido limpio y fluido, construido sobre un fraseo delicado y carente de excesos. Solo en el Allegro final su interpretación pasó por momentos de cierto apuro, propiciado en parte por un tempo algo vivo y por el propio ímpetu con el que se desenvolvía la orquesta.
Taracea, de Juan Cruz Guevara, se basa en la formación de atmósferas sostenidas por la cuerda y dialogadas a través de los recursos expresivos que ofrecen los instrumentos de viento. Su interpretación resaltó la capacidad de mutación y de madurez que esta orquesta es capaz de alcanzar.
El broche que Falla y su Sombrero de Tres Picos ofrecieron al público volvió a mostrarnos las señas de una formación con carácter, enérgica y decidida. Cierto es que esta música, con una escritura tan magistral, se sirve de su intérprete con la misma facilidad con la que se adueña de nuestra alma.