Artículos

Round para Musharraf

La inquietante crisis político-institucional en Pakistán parece orientarse hacia un desenlace distinto del previsto en el arreglo Musharraf-Bhutto, que era el plan norteamericano. Ayer, el Tribunal Supremo rechazó las impugnaciones contra la reelección del presidente el seis de octubre e indicó que las legislativas tendrán lugar el ocho de enero. No ha habido sorpresa porque la superior instancia constitucional del país había sido debidamente purgada de magistrados hostiles al proyecto del general de seguir en el poder con su jefe, el juez Chaudry, en cabeza. El y otros ocho colegas fueron sencillamente destituidos y el juez Abdul Hamid Dogar, de la confianza de Musharraf, fue nombrado para sustituirle, como otros magistrados seguros. El asunto, aunque esperado, es capital porque su naturaleza, sólo instrumental en apariencia, llegó a ser el hecho capaz de arruinar el proyecto de Washington por esta razón: los norteamericanos no exigían la reposición de los jueces inicuamente cesados, pero sí la exigió Benazir Bhutto y no solamente por su voluntad. Benazir, pues, ha sido impelida a una posición de mucha exigencia democrática, lo que la obliga a abandonar su pragmatismo mientras negoció con Musharraf su vuelta al país y, al fondo, un reparto del poder: el presidente, convertido en civil, jefe de Estado (con un nuevo comandante en jefe de las FFAA de confianza, el general Kayali) y ella, primera ministra.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Una alianza parlamentaria entre el campo musharrafista, la Liga Musulmana Paquistaní-N y el Partido Popular Paquistaní, de Bhutto, tendría la mayoría en el nuevo parlamento. Pero ahora, con la Bhutto en la oposición y perdedora, la LMP-N parece haber llegado a un acuerdo de gobierno con el tercero en discordia, los islamistas que juegan en la legalidad, Muttahida Majlis-e-Amal.

Todo esto gustará poco, casi nada, en Washington, donde ya había impresionado la decisión de Musharraf de rehusar el programa indicado por el subsecretario Negroponte el viernes en Islamabad. Es posible que el plan oficial funcione en primera instancia, aunque su porvenir a medio plazo sea aleatorio, y no es de esperar algo parecido a una ruptura del gobierno Bush con el decisivo aliado.