Opinion

Delincuencia e inmigración

Este titular que hallo en la prensa me hace pensar que este emparejamiento se hace de una forma tan irresponsable, que pueden resultar impredecibles sus nefastas consecuencias sobre las conciencias y las relaciones humanas, e incluso, sobre la salud sociopolítica de todo un país. Opino que no se puede dar por válida una teoría si no va acompañada de una comprobación rigurosa de los postulados de la misma, y es esto, precisamente, lo que algunos sectores representativos de nuestra sociedad están haciendo al declarar de forma taxativa, que la inmigración se halla irremediablemente ligada a la delincuencia, y que el aumento de ésta última tiene como actores protagonistas a grupos de inmigrantes organizados.

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No podemos negar la existencia de delincuentes que, supletoriamente, sean personas procedentes de otros países o de otras culturas diferentes a la nuestra, pero seguro que hay mayor cantidad de individuos que cometen delitos que proceden de la cosecha nacional, por la sencilla razón de que su número es inmensamente mayor.

Obviamente, a nadie se le ocurre ofrecer un titular que diga: «una banda de atracadores payos de Toledo...»; porque está claro que este enfoque periodístico resultaría ridículo y restaría seriedad a la gravedad del suceso. No sería de extrañar, incluso, que el recorte saliera en alguna sección de curiosidades de la prensa escrita al modo en que se hace en programas televisivos que presumen de agudeza crítica con este recurso tan socorrido de alumbrar errores ajenos y peculiaridades variopintas.

Finalmente, quiero dejar constancia de mi experiencia personal con respecto al conocimiento de personas inmigrantes, la cual ha sido sumamente satisfactoria, sin que haya resaltado ningún rasgo negativo entre ellas más allá de lo puramente humano.

Mª Luisa Niebla López