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Olmert frena las colonias judías ilegales para allanar el camino hacia la paz
El Gobierno hebreo realiza un gesto para facilitar un diálogo que se presenta complicado en la cumbre de Anápolis El primer ministro garantiza a Mahmud Abbas la próxima liberación de 441 palestinos presos en cárceles de Israel
Actualizado: Guardar«Admitámoslo: nos comprometimos a no construir nuevos asentamientos y no los construiremos; prometimos no expropiar tierra, no expropiaremos; prometimos desmantelar las colonias ilegales y las desmantelaremos». Son las palabras del primer ministro de Israel, Ehud Olmert, que ayer aprovechó el que podría ser su último Consejo de Ministros antes de la Conferencia de Paz de Anápolis para anunciar la esperada paralización del levantamiento de nuevas viviendas en los asentamientos judíos en Cisjordania y la evacuación de los surgidos después de 2001, considerados fuera de la ley del Estado hebreo.
No hubo pronunciamiento alguno sobre plazos, ni sobre la propuesta de retener bajo soberanía hebrea los grandes núcleos de ocupación -Gush Etzion, Maale Adumin y Ariel- a cambio de compensaciones territoriales a los palestinos. Sólo la invocación a la Hoja de Ruta. «No podemos seguir diciendo que es estratégicamente buena para nosotros y a la vez seguir ignorando nuestras obligaciones».
El anuncio, ya realizado otras veces por otros gobiernos que nunca lo cumplieron, vino acompañado por la aprobación de la puesta en libertad de 441 presos encerrados en las cárceles judías, que salió adelante en una expresión de fuerza de Olmert, a pesar de las amenazas de abandonar la coalición expresadas por los ministros del ultraortodoxo Shas y del ultranacionalista Israel Beitenu, más el titular de Transportes, Shaul Mofaz, de Kadima; que votaron en contra.
Gestos
Dos gestos de buena voluntad a una semana de la cumbre auspiciada por el presidente estadounidense, George W. Bush, y aún no convocada oficialmente, que no sirvieron, sin embargo, para insuflar suficiente energía a la reunión in extremis que, por la tarde, celebraron cara a cara en Jerusalén Olmert y el presidente palestino, Mahmud Abbas, para tratar de sacar del punto muerto las conversaciones preparatorias de la reunión norteamericana.
«La entrevista ha sido provechosa», señalaba lacónicamente un portavoz del jefe de Gobierno israelí. «Los dos líderes mantendrán su trabajo para elaborar un documento para la cumbre». «Se han intercambiado nuevas propuestas y se ha acordado que los equipos negociadores se reúnan inmediatamente», señalaba, por su parte, el jefe de los intermediarios palestinos, Saeb Erekat, que retrató el encuentro como «serio y difícil».
'Fórmula de compromiso'
Y es que, a pesar de que el tiempo se agota y ayer se esperaba que Olmert y Abbas se pronunciaran sobre una supuesta 'fórmula de compromiso' sugerida por Estados Unidos como 'documento conjunto' asumido por las partes, sólo volvieron a oírse en alto voces de discrepancia. La de los palestinos, a través de Erekat, que ayer exigía «la congelación cien por cien» de los asentamientos, ante el temor de estar de nuevo ante una declaración vacía sin contenido real. Y desde Tel Aviv, la de la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, que reclamó que «la seguridad de Israel no está garantizada suficientemente» para empezar a liberar tierras ocupadas, y la del ultranacionalista Avigdor Lieberman, que, directamente, pidió poner fin al diálogo y emprender «una operación total en Gaza» que acabe con el lanzamiento de cohetes Qassam contra territorio hebreo.
Por su parte, Ehud Olmert instó ayer a su Gabinete a «no exagerar, pero tampoco subestimar» las expectativas de Anápolis, donde -dijo- no habrá acuerdo, pero sí el comienzo de un proceso que incluirá «todos los asuntos sustantivos» para alcanzar la solución de dos estados.
El primer ministro hebreo se reunirá hoy en el balneario egipcio de Sharm el-Sheij con el presidente del país vecino, Hosni Mubarak, en un intento por atraer el interés y la participación en la cumbre norteamericana de los estados árabes, doce de los cuales se reunirán el viernes convocados por la Liga Árabe en El Cairo para decidir si asisten o no a la Conferencia.