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Blázquez pide «perdón» por las «actuaciones concretas» de la Iglesia durante la Guerra Civil
El presidente de la Conferencia Episcopal Española reconoce el derecho de las personas a rememorar su historia pero sin «reabrir heridas»
MADRID Actualizado: GuardarEl presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo de Bilbao, monseñor Ricardo Blázquez ha reconocido "el derecho de cada grupo humano a rememorar su historia" pero ha advertido de que no debe servir para "reabrir heridas, atizar rencores y alimentar desavenencias" en referencia a la Ley de Memoria Histórica. "Ante actuaciones concretas, sin erigirnos orgullosamente en jueces de los demás, debemos pedir perdón y reorientarnos", ha apuntado.
Durante su discurso inaugural de la XC Asamblea Plenaria, que se ha centrado fundamentalmente en la reciente beatificación de 498 mártires españoles durante la persecución religiosa en el Siglo XX, el número uno de la Iglesia Católica española, ha señalado que al recordar la historia en "muchas ocasiones hay motivos para dar gracias a Dios por lo que se hizo y por las personas que actuaron".
Dicho esto, Blázquez ha aludido al "periodo agitado y doloroso de nuestra historia" que supuso la Guerra Civil y ha recalcado que "en otros momentos ante actuaciones concretas, sin erigirnos en jueces de los demás, debemos pedir perdón y reorientarnos". Según ha dicho, citando palabras de Juan Pablo II, "la purificación de la memoria implica tanto el reconocimiento de las limitaciones y de los pecados como el cambio de actitud y el propósito de la enmienda".
En una implícita alusión a la Ley de Memoria Histórica, pendiente de su aprobación en el Senado, el máximo representante del Episcopado ha afirmado que "cada grupo humano - sociedad, iglesia, partidos políticos, sindicatos - tiene derecho a rememorar su historia y a cultivar su memoria colectiva, ya que de esta manera profundizan también su identidad".
Memoria sin ira
En esta línea, ha añadido que, aunque deben ser los historiadores e investigadores quienes nos acerquen "con la mayor objetividad posible" a la "guerra fraticida" de España, también la Iglesia "desea que se haga plena luz sobre el pasado: Qué ocurrió, cómo ocurrió, por qué ocurrió y qué consecuencias trajo". Sin embargo, ha alertado de que "no es acertado volver al pasado para reabrir heridas, atizar rencores y alimentar desavenencias".
En este sentido, también ha señalado que se debe recordar "sin ira las etapas anteriores de la historia, sin ánimo de revancha, sino con la disponibilidad de afirmar lo propio y de fomentar al mismo tiempo el respeto a lo diferente, ya que nadie tiene derecho a sofocar los legítimos sentimientos de otro ni de imponerles los propios".
En este contexto, Blázquez ha situado la reciente beatificación de los 498 mártires españoles,de quienes ha destacado que "no denuncian ni señalan a nadie ni guardan rencor en su corazón" y que su beatificación "tampoco va contra nadie y a nadie echa en cara su muerte". "A nadie se acusa, a nadie se pide cuentas", ha apuntado.
Recuerdo a Tarancón
Durante su discurso, el prelado también hizo referencia al cardenal Vicente Enrique y Tarancón al cumplirse este año el centenario de su nacimiento. De él, destacó "sus dotes humanas y experiencia pastoral" para dirigir la Iglesia española "en la transición de un régimen personal a un régimen democrático con los numerosos y profundos cambios implicados". "Era un hombre a quien pusieron en un puesto difícil en un momento difícil", indicó.
Asimismo, ha asegurado que fue "una persona que contribuyó poderosamente a que la Iglesia acometiera los cambios necesarios y respondiera con dignidad y clarividencia al desafío que le planteaban la aplicación del Concilio Vaticano II en la transición de nuestra historia".
"Podemos reconocer que la Iglesia estuvo a la altura del momento histórico; y la sociedad española quedó en general satisfecha de la transición de un régimen a otro", ha añadido el prelado, quien ha dedicado la última parte de su discurso al XXV aniversario de la primera visita del Papa Juan Pablo II a España.