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Editorial

Programa Rajoy

La Conferencia Política del Partido Popular, que durante tres días ha reunido en Madrid a dirigentes y cuadros de dicha formación para definir la propuesta programática que llevará a las elecciones del próximo 9 de marzo, se ha convertido en el mayor esfuerzo realizado desde que Mariano Rajoy asumiera la presidencia del PP para aunar criterios ante la opinión pública. Las diferencias internas, manifestadas al calificar la situación por la que atraviesa España de más o menos grave, parecen haber quedado superadas mediante la asunción de un programa que se orienta más hacia nuevas propuestas que a una revisión drástica de la legislatura que está a punto de finalizar. Desde los tiempos de José María Aznar, el Partido Popular se ha mantenido fiel a la máxima de avivar el ánimo de los incondicionales como estrategia fundamental para afrontar los desafíos electorales. Es evidente que lo consiguió mientras estuvo en el gobierno, y que mantiene un altísimo grado de fidelidad por parte de su electorado a pesar de transitar cuatro años por la oposición. Pero los dirigentes populares son conscientes de que la movilización de ese voto seguro es condición necesaria pero no suficiente para afrontar con éxito la carrera del regreso a la Moncloa. Sin embargo, en la medida en que el PP deje de lado la versión más dramatizada de su trayectoria opositora y se disponga a la confrontación electoral sobre la letra menuda de la acción de gobierno, probablemente vuelvan a surgir voces inquietas ante la posible desmovilización de sus seguidores más entusiastas.

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La impronta de Rajoy se ha dejado ver estos tres últimos días tanto a la hora de matizar el alcance de la reforma constitucional que pretendería llevar adelante el PP desde el gobierno, como en el hecho de que anuncie modificaciones en el IRPF favorables a quienes poseen menores rentas. La llamada al «nuevo consenso» expresa la convicción de que la reconducción del mapa autonómico y el afianzamiento de los poderes del Estado requeriría un amplio acuerdo entre las dos grandes formaciones. La renuncia a cambios constitucionales de corte abiertamente jacobino y a una reforma de la legislación electoral que pudiera minimizar el peso político de los partidos nacionalistas forma parte del talante moderado con el que el candidato del PP pretende afrontar los próximos comicios. La otra iniciativa destacada, la de eximir del IRPF a empleados y pensionistas que perciban menos de 16.000 euros y la de rebajar la carga impositiva que soportan las mujeres trabajadoras, trata de mantener e incrementar las actuales tasas de actividad, especialmente ante una eventual recesión. Pero parte sin duda de la confianza en que, a pesar de los síntomas de ralentización, el crecimiento de los próximos años invitará sobre todo a atender desde los poderes públicos a las economías menos favorecidas.