Chávez, un provocador
No es fácil contenerse, pero el gobierno español no debe caer en la provocación constante de un deslenguado Hugo Chávez que debe estar recomiéndose por dentro al no reaccionar en ese instante tras la intervención del Rey de España. La realidad es que calló y punto. La intervención de la presidenta chilena, Michelle Bachelet, evitó una situación todavía más embarazosa que se creó por su laxitud a la hora de permitir al presidente venezolano reiterar los insultos graves contra el ex presidente español, Aznar, contra EE UU y las graves acusaciones contra los empresarios españoles de respaldar el golpe de estado de 2002, que estuvo a punto de echarle del poder. Y sobre todo, lo más intolerable era su tono pendenciero e irónico de nuevo rico que pasa factura a todo el que le incomoda escudado en los millones de petrodólares que utiliza para sus ambiciones políticas y personales en otros países de América Latina, en lugar de dedicarlos a paliar la pobreza y la miseria de sus propios conciudadanos.
Actualizado:Chávez sigue provocando el enfrentamiento con el gobierno español, sube el tono cada día con el fin de inflar una corriente nacionalista en Venezuela que le ayude a ganar el referéndum del próximo 2 de diciembre y sacar adelante la reforma de 69 artículos de la Constitución que le conferiría amplios poderes y perpetuarse en el poder.
Hay riesgo de traspasar la tensión contra los españoles a sus comités revolucionarios. Chávez juega con fuego en su ansía de protagonismo e influencia en América Latina donde los líderes de los países más relevantes como Brasil, México, Chile o Perú no piensan permitirlo. Fracasó en Perú y en México. Tuvo éxito en Bolivia y en Ecuador. Ya veremos como actúa la nueva presidenta de Argentina y se entiende poco que el colombiano le haya regalado el protagonismo de mediar con la guerrilla de las FARC.
Todos deberían aprender que Chávez es producto de la ineficacia y corrupción continuadas de los partidos políticos tradicionales de Venezuela que provocaron la frustración constante de los ciudadanos que encontraron en el populismo de Chávez una opción posible para mejorar su mísera vida. Esta es la realidad que ahora desestabiliza la región. Hay que aprender la lección porque con Bolivia y Ecuador ya es bastante. La necesidad de cohesión social en América Latina es acuciante.