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Esa fatídica madrugada del 22 de noviembre de 1995

Doce años o, lo que es lo mismo, 4.380 días han pasado ya desde que Juan Holgado muriese víctima de una treintena de puñaladas en la gasolinera de Martín Ferrador donde trabajaba. El relato de lo que sucedió esa noche no deja lugar a la duda sobre la brutalidad del asesinato.

W. J.
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En principio, esa noche no le tocaba trabajar a Juan, un joven jerezano cuya vida repartía entre el trabajo, su familia, su novia, su Xerez y el sueño de abrir un negocio en el centro de la ciudad. Un compañero le pidió el cambio de turno y, aunque a regañadientes porque no era la primera vez, aceptó.

Salió de casa sobre las diez de la noche. Por delante le quedaba una larga noche, así que su madre, intranquila, le pidió a otro hijo, Paco, que fuese a verle a la gasolinera y estuviese un rato con él. Y así lo hizo. Estuvo con él hasta aproximadamente la una y media de la madrugada.

Fue, por lo tanto, a partir de esa hora cuando debieron sucederse los acontecimientos. Juan se había quedado solo y era una víctima fácil para cualquiera que quisiese atracar la gasolinera, y más aún si tenemos en cuenta que ésta carecía entonces prácticamente de medidas de seguridad.

Llegaron varios individuos y se produjo entonces el ataque que acabó con la vida del trabajador. De lo poco que se sabe con certeza es que le asestaron una treintena de puñaladas, que Juan intentó defenderse y que se llevaron unas botellas, unos paquetes de tabaco y una pequeña cantidad de dinero (unas 70.000 pesetas). Y que todo ello sucedió con un ensañamiento fuera de lo común.

El joven no murió en el acto. Tardó un tiempo en hacerlo, mientras yacía moribundo en un despacho anexo a la tienda de la gasolinera, lugar donde había acabado en su defensa de los agresores. De hecho, la dotación de Emergencias trasladada al lugar tras el aviso de un taxista que intentó reanimarle allí mismo, pero no pudo hacer nada por salvarle la vida.

La investigación policial que se llevó a cabo desde la comisaría jerezana mostró graves deficiencias desde el principio, tal como se ha apuntado en alguna de las sentencias judiciales del caso. Domingo Gómez Franco, Pedro Asencio Ortega, Francisco Escalante Valle y Manuel Jesús Sañudo Jiménez fueron señalados como los culpables, detenidos y acusados del asesinato, pero han sido siempre exonerados de toda culpa en los sucesivos juicios celebrados. La familia de la víctima, sin embargo, sigue creyendo que ellos son los culpables y que existen suficientes pruebas que lo evidencian. Pero no ha sido así y las 30 puñaladas siguen siendo anónimas para la Justicia.

Y es que la Justicia, desgraciadamente, a veces también frustra la verdad. Y con los Holgado la Justicia ha fallado, porque no ha sabido ofrecerles una verdad necesaria para ellos.