UNA 'PIÑA'. Los integrantes de la selección española se abrazan tras uno de los goles. / EFE
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España vuelve a soñar

La selección española selló su clasificación para la Eurocopa con un baile de fútbol y buen juego a Suecia en un Bernabéu que lo celebró entre olés pero sin olvidar a Raúl

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España tiene argumentos para creérselo. La selección de Luis consumó su larga remontada y logró su clasificación para la Eurocopa a falta de una jornada y de forma brillante, tras bailar a Suecia en un Bernabéu que lo celebró entre olés, aunque algunos nostálgicos recordaron en algunas fases a Raúl. Tras desquitarse ante los escandinavos, a los que incluso supera el average particular, el combinado nacional podrá afrontar como líder de grupo un trámite festivo ante los norirlandeses, obligados a ganar en Las Palmas y a un milagro letón en Suecia para clasificarse.

La selección ya acumula nueve victorias y dos empates en un 2007 mágico y parece convencida de lo que les ha transmitido su técnico: presenta los mejores números del Viejo Continente, juega por momentos como los ángeles y se ve capacitada para competir contra los mejores sin arrugarse. Falta envergadura, porque el conjunto es liviano, pero se suple con una calidad extraordinaria en el centro del campo que permite no añorar una segunda punta. Habrá que ver si esta inmensa clase sirve ante rivales potentes y con más presencia física, al estilo de Francia, como los que nos esperan en la Eurocopa. Pero ese será harina de otro costal.

El espíritu de Aarhus

El balón tuvo un dueño de principio a fin. Los medios españoles, sin parangón en Europa, redujeron a la nada a Suecia y gobernaron el partido a su antojo. Se pueden poner peros, como la falta de extremos puros, la poca participación de Cesc al verse eclipsado por Xavi, uno de sus ídolos, o la falta de profundidad en ciertos momentos, pero este equipo toca tanto que desespera al impotente adversario.

Como en Dinamarca, Luis se dejó de sorpresas, de jugar al escondite, y apostó por el equipo con el que había ensayado. Tras la exhibición de Aarhus, se convenció de haber dado con la tecla y mantuvo el espíritu para la cita ante los escandinavos. Cambió algunos nombres, al apostar por Puyol, Silva y Villa en lugar de Albiol, Joaquín y Tamudo, pero mantuvo el estilo, un modo de jugar reconocible.

Este equipo está tan enrachado que incluso derriba la muralla sueca con un gol de córner y elimina los cascotes en otro saque de esquina. ¿Verlo para creerlo! Los bajitos le ganan la partida a los chicarrones del norte también por arriba. Es cuestión de anticiparse, de pillería, de saber leer el fútbol. Xavi toca con precisión, Cesc la peina y Capdevila la clava con la derecha, su pierna mala, para anotar su primer gol con la selección. Hasta ese minuto 13, España tocaba pero no llegaba. De los suecos no había noticias.

Al ritmo de Xavi

Con el viento a favor, España supo manejar la situación con solvencia. Contó con la ventaja de que Suecia no presionaba, tampoco entraba duro y cuando sonaba la flauta y la recuperaba, la perdía al instante. Los rondos se sucedieron al ritmo que deseaba Xavi hasta que cerca del descanso llegó el segundo tras una jugada soberbia que recordó a la antológica diana firmada por Sergio Ramos en Aarhus.

Tras muchos toques, Xavi envió en profundidad a Capdevila, éste levantó la cabeza y su pase lo enganchó Iniesta, un diestro de toda la vida, con un derechazo descomunal. Antes, Villa lanzó al palo en un golpe franco en el que buscó el tiro raso por el lado de un portero lento que es suplente en el Manchester City. En el otro área, Ibrahimovic estaba tan desesperado que, pese a estar en claro fuera de juego, quiso continuar hasta que marcó un gol anecdótico que le anularon.

Al descanso se llegó con una grada entregada a la selección. Los de Luis conocieron entonces que Irlanda del Norte había vencido a Dinamarca (2-1) y que la victoria era necesaria para garantizar la clasificación. En la reanudación salieron dispuestos a contemporizar, a jugar con el resultado. Y el público se acordó mayoritariamente entonces de Raúl, al que coreó. Luis hizo el cambio previsto de Tamudo por Villa y buscó más la banda con Joaquín en lugar de Iniesta, ovacionado en feudo madridista. Más tarde, dio minutos a Riera en vez de Silva. Y entre parones volvió al júbilo con el tanto de Sergio Ramos, el defensa pichichi. España cumplió el objetivo. Y lo hizo como es debido. Soñar es gratis. Como siempre.