Zetapé

Al margen de eso, la entrevista constituyó un auténtico éxito para La Sexta. Anduvo en torno al millón de espectadores, que es una cifra insólita para el showman catalán. En cuanto al contenido del programa, a su estilo, lo más amable que puede decirse es que para gustos se han hecho los colores. El show empezó, antes de la entrevista, con un muchacho tratando de sonsacar a Buenafuente si había defecado en los retretes de la Moncloa, no tanto por curiosidad del tránsito intestinal de Andreu como por conocer detalles del saneamiento monclovita. Desde ahí, en plató, se daba entrada a la entrevista, con el ya referido montaje de un ZP supuestamente impaciente por la tardanza del entrevistador.

Después, las preguntas no es que fueran nada del otro mundo. «¿Ve usted La Sexta?», preguntaba Buenafuente . «Sí, claro, muy a menudo». «¿Estamos en campaña ya?», inquiría el showman. «Yo no estoy en campaña. Lo que pasa es que casi siempre estás en campaña». ¿Revelaciones? Quizá dos: una, que «cada día en política dura más de veinticuatro horas»; y la otra, que «también tiene su sentido del humor Montilla».

Hubo abundantes risas del público, no sólo cuando hablaba Buenafuente , sino también cuando hablaba ZP. La situación más graciosa fue una que el presidente se tomó en serio: la encomiástica parrafada sobre las virtudes de los frutos secos. Y la que menos gracia tuvo, además de la del tren de Cercanías, debió de ser esa otra bromilla sobre los derechos audiovisuales del fútbol.