Opinion

El plan 'B' de Washington

Ayer nos fuimos a dormir aquí sin saber si John Negroponte se había reunido ya con el general Musharraf y si vería hoy a Benazir Bhutto, como parecía probable, mientras medios americanos sugerían que el número dos del Departamento de Estado iba decidido a hacer al presidente paquistaní una severa advertencia. Se supone que tal admonición sería la traslación al lenguaje diplomático de lo dicho por el interesado cuando estaba de gira por África y recibió instrucciones de cambiar el itinerario y dirigirse a Paquistán. Negroponte repitió lo dicho por su jefa, Condoleezza Rice: que se ha de levantar ya el estado de excepción, garantizar las elecciones libres prometidas y convertir al general en un civil, cuanto antes, mejor.

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En realidad, tal es el programa del interesado y medidas en la buena dirección fueron tomadas ayer mismo, como el fin del arresto domiciliario de la Sra. Bhutto, la reapertura de dos canales privados de televisión y la promesa explícita de Musharraf de que dejará el uniforme ya mismo.

La cuestión no es meramente formal, sino política, y diferente: se trata de garantizar que, desde presupuestos democráticos y reactivado el arreglo con Bhutto, un gobierno legal y fuerte pudiera reforzar el combate militar y político contra el radicalismo islamista, que gana terreno y da alas a la insurgencia, crecida como nunca. Si Musharraf no sirve, se supone que Washington piensa en un plan B y todos los pronósticos dan entonces el papel clave al general Pervez Askkaf Kayani, augurio sin mérito porque él es el número dos de las fuerzas armadas. Pero hay datos de interés en la presunta operación y, el primero, es que este hombre llegó al puesto, algo sin precedentes, desde la dirección del poderoso ISI y, el segundo, es que hace algo más de diez años trabajó en la secretaría militar de Bhutto cuando ella era jefa del gobierno. Se conocen y se estiman.

Y, en fin, amplió sus estudios militares en la academia de Fort Leavenworth y tiene buenas relaciones en Washington. Sí, parece que hay recambio si se trata de empujar un poquito al correoso general Musharraf.