Intereses encubiertos
Cada fin de semana despertamos con más cadáveres sobre la carretera, cada vez más jóvenes desangrados en repetidos accidentes de tráfico, bien es cierto que también se matan los no tan jóvenes; consumo de alcohol, el uso del móvil y el exceso de confianza arrastran a todo tipo de conductores. Es por ello que no se equivocan en afirmar que la mayor lacra del siglo xx han sido los accidentes de tráfico y seguramente lo seguirán siendo, pues esta lacra tiene a sus mejores cómplices entre nuestros políticos y gobernantes. Éstos nos coliman los telediarios con falsos e hipócritas consejos para presentar nuestra seguridad, mientras por la puerta de atrás le abren el saco del tesoro a las empresas del motor, que son las que verdaderamente marcan las pautas a seguir.
Actualizado: GuardarAsí engendran leyes para que esos mismos ciudadanos a los que piden prudencia al volante, puedan conducir motocicletas de dos ruedas con carnés para automóviles de cuatro, aunque no sepan ni montar en bicicleta. Algo parecido ocurrió cuando esos mismos políticos decidieron legalizar la circulación de las estridentes motos de cuatro ruedas (Quads), dándoles plena libertad para romper la escasa tranquilidad que nos queda en las zonas urbanas. De esa manera le abrían de nuevo la saca a las multinacionales del motor, aumentando con ello las ventas de estos tractores en el mismo tanto por ciento que aumentaban los accidentes y los muertos que estos vehículos han causado. De la misma manera y por iguales motivos los famosos ciclomotores que tantos muertos han engendrado y tantas molestias han ocasionado, nunca antes han estado obligados a pasar la obligatoria I.T.V., pues es evidente que éstas hubieran perjudicado sustancialmente a la economía del sector. Pero lo importante para el pecador no es el pecado, sino poder redimirlo y estos redimen sus pecados colocando radares camuflados en las carreteras para preservar la seguridad del tráfico y enmascarar su culpa de tantos intereses encubiertos.