PARÍS. Empleados cierran las puertas de un tren regional. / AFP
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Los huelguistas alargan y radicalizan los paros en el transporte francés

Sarkozy insiste en que «ya no hay ninguna razón» para que continúe el conflicto, prorrogado hasta el lunes

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La huelga indefinida en el transporte público va a continuar durante el fin de semana en Francia a pesar de que su seguimiento cada vez es menor y comienzan a aparecer fisuras en el frente sindical. El primer conflicto social de envergadura en los seis meses de presidencia de Nicolas Sarkozy registró ayer síntomas de radicalización con la entrada en escena de piquetes, que bloquearon algunas vías y cocheras, y episodios aislados de destrozos en estaciones. A través de su portavoz, el jefe del Estado insistió en que «ya no hay ninguna razón» para que la protesta continúe.

La tercera jornada consecutiva de paros confirmó la tendencia a la baja en el número de huelguistas que, en asambleas generales, prorrogaron la movilización hasta el próximo lunes tanto en la Sociedad Estatal del Ferrocarril (SNCF) como en la Red de Transportes de París (RATP). En la primera empresa, según su dirección, el índice de participación en la huelga se limitó al 32,2%, frente al 42,8% de la víspera y el 61,5% alcanzado el primer día.

Aunque dos tercios de los efectivos en plantilla acudieron a sus puestos de trabajo, el tráfico ferroviario sufrió notables perturbaciones. Únicamente circularon 250 de los 700 trenes de alta velocidad de un día normal, un 20% del resto de los convoyes de largo recorrido y la mitad de los regionales.

En la RATP, los porcentajes ofrecidos por la dirección dibujan de miércoles a viernes una curva descendente con estas cifras: 44%, 27,2% y 23,3%. En el área metropolitana de París funcionaron una media del 20% de los metros, cerca del 40% de los autobuses y muy pocos trenes de cercanías, con un par de líneas cerradas, incluida la que enlaza la capital con sus dos aeropuertos. Los atascos acumulados en torno a la ciudad en hora punta volvieron a rondar los trescientos kilómetros.

Reunión de alto nivel

Sarkozy recibió de nuevo por la tarde en el palacio del Elíseo a los dirigentes de la SNCF, de la RATP y de las compañías eléctrica EDF y gasista GDF, en las que también rigen regímenes especiales de pensiones cuya reforma motiva el conflicto. Además asistieron a la reunión el jefe del Gobierno, François Fillon; y los ministros de Trabajo, Xavier Bertrand; de Transportes, Dominique Bussereau; y del Interior, Michèle Alliot Marie, quien dio cuenta de los actos de vandalismo acaecidos en algunas instalaciones.

A su término, el portavoz del Elíseo, David Martinon, señaló que Sarkozy había enfatizado que «los usuarios siguen estando gravemente penalizados por un movimiento que ya no tiene ninguna razón de continuar». El presidente subrayó que se ha brindado a los sindicatos de la SCNF y de la RATP «los mismos procedimientos de negociación» que desde ayer se aplican en EDF y GDF, en las que los paros fueron prácticamente nulos.

Armonización

Martinon también indicó que Sarkozy había pedido a su ministro de Trabajo que mantenga sus esfuerzos, sin revelar más detalles, para facilitar una vuelta al trabajo «con respeto a los principios de armonización de la reforma». Es decir, es innegociable el incremento del período de cotización que da derecho a una pensión completa de los 37,5 años actuales a 40 años, para equiparar a los beneficiarios de los regímenes especiales con los funcionarios y los trabajadores del sector privado.

El sindicato CFDT, minoritario en la SNCF, llamó a la suspensión de la huelga y exigió al Gobierno la apertura inmediata de negociaciones tripartitas. Pero el Ejecutivo sigue condicionando estas discusiones a tres bandas entre sindicatos, empresas y Estado a la reanudación del trabajo. Mientras tanto, la dirección de la CGT, central mayoritaria en las empresas huelguistas, exige antes de desconvocar los paros un acuerdo previo sobre el marco de las negociaciones en el que se fijen los temas de la agenda. El diálogo de sordos continúa.