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Un juez británico autoriza la extradición a EE UU del clérigo radical Abú Hamza

Un tribunal británico sentenció ayer que Reino Unido puede extraditar a Estados Unidos al predicador musulmán Abú Hamza al-Masri, figura central del fundamentalismo en Londres, que en la actualidad cumple una pena de siete años de cárcel por alentar al asesinato y por incitación al odio racial. EE UU quiere juzgarlo por su supuesta participación en el secuestro de turistas occidentales en Yemen en 1998 y la organización de un campo de entrenamiento para terroristas islamistas en el estado de Oregón. En caso de condena, los delitos de los que se le acusa pueden costarle una pena de cien años.

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Abú Hamza es la figura demónica del islamismo en la prensa popular británica. Su prédica inspiró al inglés Richard Reid, que falló en su intento de volar en un avión con una bomba oculta en su zapato, o a Zacarias Moussaoui, el vascofrancés de origen marroquí que es el único condenado por el 11-S. Nacido en Egipto hace 49 años, llegó a Inglaterra en los años ochenta para estudiar ingeniería, alternó los estudios con trabajos como portero de discotecas, se casó con una mujer inglesa y se radicalizó con las noticias sobre la resistencia islamista contra la invasión soviética de Afganistán.

Viajó al país asiático y regresó de la guerra sin su ojo izquierdo y su mano derecha. Su estampa física, rematada con una ortopedia metálica en sustitución de su mano, le da un aire estrafalario, que derivó en siniestro cuando se conoció que adoctrinaba terroristas, como los que perpetraron el 7-J en Londres.

El abogado de Abú Hamza ha alegado durante el juicio que las pruebas contra su defendido son confesiones de otros detenidos obtenidas mediante torturas y, tras la decisión del juez de que puede procederse a la extradición, pedirá ahora a las autoridades británicas que sean ellas las que juzguen el caso.