Practicar no es sinónimo de prevenir
Si montar en bicicleta o caminar ayuda a estar sanos, podría pensarse lo mismo de estimular el cerebro haciendo cálculos matemáticos o rellenando un autodefinido. Sin embargo, no es una regla de tres. Los especialistas coinciden en que ejercitar la mente es beneficioso, sobre todo para los más mayores, pero no evita enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer. «En ningún caso previene la aparición de posibles patologías, aunque sí enlentece su proceso de aparición», asegura la neuropsicóloga Beatriz Cárdenas, que, no obstante, advierte de que fortalecer las funciones cognitivas permite «enmascarar» su desarrollo.
Actualizado:Pone así como ejemplo a personalidades como Adolfo Suárez o Pascual Maragall, que, «pese a llevar una vida intelectual rica», sufren alzhéimer. En este caso, su amplio arsenal de recursos cognitivos «hace que el avance sea más pausado». Un extenso vocabulario, por ejemplo, les ayuda a desenvolverse sin tantos obstáculos. Pero el alzhéimer no es el único trastorno que ataca a la memoria. Pacientes con tumores o accidentes cardiovasculares también se someten a los ejercicios terapéuticos de gimnasia mental. Lo mismo que las personas con déficit cognitivo.
Para ellos se han creado clases específicas conocidas como talleres de memoria, destinados a ejercitar tanto la memoria como la atención o el lenguaje. Como precisa el neurólogo José Manuel Martínez Lage, las técnicas son muy variadas: desde recordar listas de palabras a ejercicios centrados en la mejora de la orientación visuoespacial a través de la localización rápida de objetos, o en el razonamiento, intentando resolver problemas que se plantean, como buscar números de teléfono, entender los prospectos de medicamentos o explicar las señales de tráfico.
La neuropsicóloga Mercé Llach recomienda estimular las capacidades intelectuales, siempre en relación directa con la vida diaria. Propone, por ejemplo, hacer la lista de la compra asociando cada producto a su lugar en la tienda.