La segunda dosis
No albergamos la menor duda de que, tras la segunda dosis del específico energético al que se refirió Antonio Calderón, el equipo notará una sensible mejoría y se sentirá mejor preparado para afrontar esos retos tan difíciles que le esperan. Estamos seguros que le habrá crecido la autoestima y se sentirá más tranquilo a la hora de resolver los problemas que le plantarán los equipos con los que ha de jugar. Pero sería peligroso que se confiara demasiado y que olvidara tan pronto que aún ha de estar hospitalizado, al menos, durante otra nueva semana.
Actualizado:Sólo podrá hacer vida normal cuando haya logrado tres partidos consecutivos. Algunos jugadores de los más optimistas nos animan para que, en vez de mirar hacia la parte baja de la clasificación, prestemos atención a los puestos de arriba. Nosotros opinamos que, mientras no se haya superado la mitad de la tabla, hay que seguir examinando el terreno que se pisa porque, en cualquier momento, se puede producir un resbalón que sería aún más doloroso que el primero. Y todos sabemos que las recaídas suelen ser más graves que las caídas. Repasen atentamente la clasificación y ya verán cómo llegan a la conclusión de que la situación del equipo sigue siendo delicada.
Si el domingo que viene contra el Numancia confirman la concentración, la serenidad, la paciencia y la constancia que mantuvieron frente al Albacete y -con una pizca de suerte- logran un nuevo triunfo, entonces será el momento para mirar, si no a los puestos de la cabeza, al menos a los dos que nos superan en la tabla de la clasificación. No olvidemos, sin embargo, que mientras los delanteros sigan sin acertar con la portería contraria, será muy difícil seguir escalando una montaña que, cuanto más se acerca a las cumbre, resulta notablemente más escabrosa y empinada. Los aficionados, mientras tanto, seguiremos manteniendo la fe en los profesionales y aumentaremos la esperanza de una feliz recuperación.