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Un 'Halloween' a la jerezana
De cómo se forja la leyenda de los supuestos secretos que acompañan a una de las casas más misteriosas del centro de Jerez
Actualizado: GuardarA toro pasado que diría un castizo, aunque otro podría responder que nunca es tarde si la dicha es buena. Y como venimos de fechas donde toca hablar de miedo, de brujas y de momias, según dice la tradición norteamericana, nos detenemos en una de las leyendas urbanas más desconocidas de la ciudad. Y es que existen ciertos edificios jerezanos que son de susto cuando la noche se acerca y la soledad de las calles campa a sus anchas.
Y precisamente muy cerca de la calle Ancha nos tropezamos con el aspecto tétrico del número 52, pero en la calle Porvera. Se trata del famoso Palacio García Riquelme, que está enhebrado tras lo ramajes de una jacaranda que aún le dan un aspecto más misterioso. Si el lector no se ha percatado, podría acercarse y aseveraría la afirmación de que hasta los exteriores del palacio dan miedo cuando se pasa por sus faldas a plena luz del día. Un señor que sale del kiosco de Paco -el de Porvera-, justo enfrente de la casa, apenas se ha dado cuenta de lo fantasmagórico de la fachada. «Sinceramente, no me había dado cuenta, pero es cierto que yo no entraría ahí por la noche ni por nada del mundo», comenta. Sin duda, está más pendiente de las noticias que cada mañana sirve en bandeja LA VOZ que de las puertas chamuscadas de la casa que en su día perteneció a los Bohórquez y a la familia Ruiz Mateos, según comenta algún viandante que nos informa.
Nadie cuenta nada, pero podríamos imaginarnos cómo en las noches tormentosas una tenue luz de una vela traspasa sus ventanas mientras una sombra se arrastra tras las persianas de rejillas.
Al comentar la historia, una chica que parece que ha salido de la cercana Escuela de Artes y Oficios, se pone la mano en la boca, aterrorizada, y rechina entre dientes «no me asustes, por favor, que soy muy miedosilla y cada vez que pase me acordaré de lo que cuentas».
La casa encantada de la calle Porvera sigue deshabitada y solitaria, escondiendo sabe Dios cuántos misterios tras sus viejas cortinas de terciopelo. Raúl Ruiz-Berdejo debería hacer uno de sus fantásticos programas en directo desde uno de sus salones. «Después la gente se lo cree y me llaman a mí para que investigue sobre fenómenos paranormales», afirma Raúl cuando hablamos del Palacio García Riquelme. Bueno, no se sabe, siempre hay detonante para que se fragüe la leyenda en este caso misteriosa.