«Las células del cuerpo cambian cada cinco años, los principios no»
El número 31 de la RevistAtlántica incluirá un monográfico sobre la escritora
Actualizado:Ya a sus tempranos 16 años se convirtió en un referente para muchos jóvenes que captaron los nuevos aires que la poetisa jerezana -afincada en Cádiz-, Pilar Paz Pasamar aportó al más difícil y profundo de los géneros literarios. Por aquel entonces nació Mara (1951), su primer poemario. Aclamada por maestros como Juan ramón Jiménez, la artista se adentró en el Madrid literario de los años 50 y consolida su carrera con títulos como Los buenos días, Ablativo de amor y Del abreviado del mar, para enfrascarse más tarde en una dilatada búsqueda interior. Recibió el título de Hija adoptiva de Cádiz en 2004 y ayer la ciudad que tanto la ama la volvió a reconocer durante la presentación del número 31 de la RevistAtlántica, que esta vez dedica a Paz Pasamar su sección Documentos.
-¿Qué supone para usted que este nuevo número de RevistAtlántica le dedique toda una sección?
-Pues imagínate. Un monográfico lleno de estudios sobre mi obra en el que han colaborado José Ramón Ripoll, Ana Sofía Pérez-Bustamante, Sharon Keefe Ugalde, Concepción Bados Ciria y María del Carmen García Tejera. A ellos, a mis colegas y a todos lo que lo han hecho posible, se lo dedico. Realizan un análisis de los aspectos poéticos, artísticos, narrativos, que culmina con una extensa entrevista de Ana Sofía. Es un regalo esperado que me honra. La revista la completan trabajos de colaboradores hispanoamericanos actuales. Un nuevo número que queremos que no sea el último.
-¿Cuál cree que ha sido el criterio de los analistas de su obra?
-Cada uno ha tomado un camino, una visión de una obra que nunca acaba. La riqueza está en reunir todas esas perspectivas en favor del personaje que se estudia. Por ello, animaría al público gaditano a que se interesara por esta labor y por la poesía actual.
-¿Están igualmente necesitados de poesía el pobre y el político?
-Hoy hay hambre de cultura y mucho que dar y lo que das nace de tu mano izquierda, procura que la derecha no se entere. El escritor necesita audiencia y existen muchas deficiencias culturales.
-¿Piensa que la pulsión poética crece o disminuye con el tiempo?
-Aumenta, por la vida. La poesía no es cosa de profesionales, cada uno la hace como puede, sin catálogos ni leyes, motivada por la sensibilidades propias.
-Sus creaciones han hermanado al hermetismo con el reflejo de lo cotidiano, ¿cómo ha trabajado este aspecto a nivel estético?
-La labor del poeta es trascender lo cotidiano, descubrir la paz oculta, hacer entendible lo profundo. La ligereza de la métrica, por ejemplo, es un instrumento; minimizar lo magnífico y magnificar lo mínimo es lo que he hecho durante muchos años de mi vida.
-Comenzó a escribir con sólo 16 años... Es difícil resumir los cambios de tan larga trayectoria artística pero, ¿cómo ha evolucionado?
-Ha cambiado todo, incluso dicen que las células del cuerpo cambian cada cinco años, aunque no los principios. No te puedes estancar en la primera técnica; sin embargo, debe llegar un punto en el que te reconozcan sin mirar la firma. Como ya dije en Philomena: «Cantar es lo importante».