SOMOS DOSCIENTOS MIL

Demasiadas muertes

Hace ya tiempo que me había planteado dedicar estas líneas al tema de los accidente de tráfico en Jerez. Aprovechando la actualidad, pues hoy comienza el juicio por el atropello mortal ocurrido en la Barriada la Plata, me pongo manos a la obra, máxime al comprobar horrorizado como en algo más de dos meses, al menos cinco vecinos han perdido la vida de forma directa en diferentes accidentes de tráfico ocurridos en nuestra ciudad.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Si repasan la hemeroteca de este diario -cuyo uso regular recomiendo como ejercicio de memoria, especialmente a la clase política-, acotando la búsqueda por los términos: accidentes, tráfico y Jerez, comprobarán que el conductor de un turismo fallecía el pasado 5 de septiembre a la entrada de Jerez por la carretera A-2004, al quedar su vehículo empotrado contra un camión. Dos días después, dos jóvenes motoristas morían en las inmediaciones de Cuartillos, cuando un vehículo todo terreno arrollaba la motocicleta en que estos circulaban. El veinte de octubre fallecía un menor ocupante de un vehículo que sufría un accidente de tráfico en la calle San Marino y, muy recientemente, la semana pasada un joven de treinta y cinco años perdía la vida al chocar contra una señal en las inmediaciones de Chapín.

¿Qué pasa en nuestra ciudad? Desconozco cual puede ser la opinión de cada uno de los lectores, pero para una ciudad del tamaño de Jerez considero excesivo que tantas personas pierdan la vida en sus calles y carreteras por culpa del trafico. Ignoro si en los anteriores accidentes existe un culpable directo del hecho, cuya conducta sea la causante del siniestro. No obstante, entiendo que la gravedad de lo ocurrido obliga a que todos, en especial nuestros dirigentes, empecemos a concienciarnos de que Jerez no es un lugar seguro en cuanto a tráfico refiere, y ello debe traer consigo de forma urgente la adopción de cuantas medidas sean necesarias para reducir tan siniestra cifra.

El Ayuntamiento no puede continuar escurriendo el bulto. No se trata simplemente de sembrar la ciudad de badenes, pues aparte de fastidiar la suspensión de los vehículos o hacer incomoda la circulación, no termino de verles su utilidad en el tráfico diario. Tampoco es menester instalar más y más rotondas de forma indiscriminada, pues si algo me dice el día a día como conductor en esta ciudad, es que Jerez y los jerezanos no terminamos de hallarnos preparados para conducir con la libertad que otorgan las rotondas, sin aquellos corsés que imponían las luces rojas de los semáforos.

El circular por una ciudad como Jerez debe ser, en la medida de lo posible, un acto exento de peligro. No es de recibo que uno pierda la vida en unas calles donde la velocidad se halla limitada a valores inofensivos. Por ello entiendo necesario tomar decisiones inmediatas, pues tal vez falle la propia configuración de la ciudad y sea menester eliminar alguna que otra rotonda. Tal vez falle esa permisibilidad que supone la nula presencia policial a pie de calle corrigiendo conductas incívicas y, por encima de todo, seguramente fallaremos los propios conductores que nos empeñamos en conducir por las calles a nuestro libre albedrío. Exceso de velocidad, falta de respeto a las normas viarias, trazado de rotondas como si ante las dobles curvas del circuito nos halláramos, ciclomotores impunes que circulan por aceras y cuyos conductores aprovechan cualquier tramo para hacer el caballito, inconscientes de que ello puede acarrear la perdida de control sobre el vehículo, así como un posible accidente, y un largo etcétera de conductas impropias de ciudadanos que deberíamos empezar de una vez a tomarnos en serio el bien común de todos y cada uno de nosotros.

Considero que a estas alturas, tras los trágicos meses que llevamos vividos a la vuelta de las vacaciones, es preciso decir basta ante tanto accidente de tráfico y tantas vidas humanas perdidas en la ciudad. Jerez debe dejar de ser la tumba de quien utiliza su vehiculo. Por ello permítanme hoy martes y trece, que haga este llamamiento a la responsabilidad, al buen hacer, al respeto de las normas y a la conducta cívica de todos nosotros, porque estoy hasta las narices de tener que comprobar horrorizado como ciudadanos míos, incluso algún que otro amigo, pierde su vida estupidamente en una ciudad que debe poner toda la carne en el asador para que ello nunca más vuelva a ocurrir.