TRABILITRANES

Premio Prestige a mercé

JOSÉ MARÍA CASTAÑO

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Con la figura de José Mercé se inauguraba oficialmente el premio Prestige Flamenco, que el hotel del mismo nombre ha querido instaurar y con él galardonar a todos aquellos artistas que han contribuido con su trayectoria al mayor prestigio de nuestro arte.

El acto de entrega fue sencillo como lo es José. Resulta entrañable como una figura tan importante e indiscutible del flamenco contemporáneo como el santiaguero es, el mismo tiempo, tan accesible y cordial y repartió a todos los asistentes unas muestras de cariño impropias, a veces, en tan significativos intérpretes. En su caso, nada menos que ha sido el artista flamenco que más discos ha vendido del género en la historia. Y ello, teniendo en cuenta las enormes dificultades que encuentra hoy día el mercado discográfico con todo el tema de la piratería y el uso indiscriminado del Internet. También por su capacidad de renovar el lenguaje flamenco, actualizarlo para así llegar a los grandes públicos y a una juventud, que cuando acude a sus conciertos, siempre se llevará en el recuerdo, junto a los temas más actuales, antiguas versiones de tonás, siguiriyas, soleá y malagueñas.

Y justo cuando iba a recoger el premio, José pasó de todo protocolo y de autoridades y llamó al estrado, a un buen amigo suyo, José María Lozano, un chico que el propio cantaor califica de ángel y que acaba de estrenar, como locutor, un programa llamado Activa Down. Lo abrazó y le hizo partícipe de lo que más realiza a este chico y es subirse a presentar a un artista, más a su buen amigo José.

A veces, estas pequeñas muestras de humanidad con aquellos a los que la vida ha situado en otro plano distinto bastan para hablar de la categoría humana y señorío de un grande de nuestro arte. Gracias José.

En otro orden de cosas, también hubo tiempo en el fin de semana para presentar mi libro en las Bodegas de González Byass, y debo agradecer públicamente el magnífico comportamiento de los dueños de esta institución jerezana, que tanto y tanto lleva regalando a su ciudad. Y no sólo lo digo por la copa de Tío Pepe, ésta lo único que hace es certificar en el catavino toda la historia universalista que hizo grande a Jerez y a sus bodegueros.