El Rey manda en la red

Meter las palabras Rey y Chávez en YouTube arrojaba en la noche de ayer 306 resultados con su vídeo correspondiente sobre el rifirrafe del sábado entre Juan Carlos I y el presidente de Venezuela o con imágenes relacionadas con la noticia. Además, cada una de esas entradas contaba a su vez con cientos e incluso miles de comentarios. El debate se universalizaba así en internet, generando una discusión sin fin entre navegantes que defendían una u otro postura; unos pocos con respeto, los más con insultos abonados por el anonimato, pero todos muy acalorados.

Las televisiones de todo el mundo se ocuparon el fin de semana de difundir el desencuentro, provocando un interés que en España se tradujo en audiencias inesperadas de los informativos: la noche del sábado, nueve millones de personas veían algún noticiero, cifra inusual en esta franja, y en la sobremesa del domingo, otros nueve millones comían con la instantánea.

Sólo fueron cinco las palabras del monarca español: «¿Por qué no te callas!», pero la carga de profundidad aún se siente a uno y otro lado del charco. Para comprobarlo basta con conectarse a internet y leer la intensa discusión entre partidarios y contrarios a Hugo Chávez, entre ciudadanos de distintos países sudamericanos, entre españoles y venezolanos, entre monárquicos y republicanos españoles, entre...

Por lo que se ve en la red, este incidente ha reverdecido sentimientos nacionalistas, desenterrado viejos odios hacia la madre patria y despertado la nostalgia del imperio perdido: «Borraron todos mis comentarios contra la monarquía y el fascismo español. Pinches represores de YouTube...», dice uno. «Viva España, viva el rey Juan Carlos. Si estos se pasan ai ke rekonkistarlos otra vez», escribe otro. «El que tiene que callar es el rey», apunta un tercero. «Si quieren los sudamericanos algo que se lo pidan a Estados Unidos», aconseja alguien que obtiene esta respuesta: «Noooo, por favor, no nos dejen solos a los latinoamericanos. Ayúdennos!!! Soy venezolana». No se libran ni los que, en principio, no pintan mucho en la historia: «Cállate gringo, mira tu presidente, es peor que cualquiera en el mundo». Así habla un chavista desilusionado: «Da vergüenza ver ese triste espectaculo. Yo voté por él y me arrepiento...». «Gracias, finalmente callaron a Chávez», se congratula un internauta, aunque callar, lo que se dice callar, quizá sea mucho decir.