¿Qúe es la economía imbecil?
El señor Montilla acaba de señalar el grave peligro que supone el desinterés político de la ciudadanía. ¿Ha querido con ello hacer algún tipo de autocrítica? En este sentido ¿ha hecho alusiones a los dramas urbanísticos e infraestructurales que se vienen viviendo en Cataluña y más concretamente en Barcelona? ¿Ha aludido, siquiera de forma somera, a la represión del castellano en la educación, en los medios de comunicación y hasta en los usos comerciales? ¿No ha querido señalar como una de las razones que está teniendo la sociedad catalana para su alejamiento de la política el extenuante proceso al que se sometió el Parlamento catalán hasta sacar adelante con fórceps el Estatuto catalán?
Actualizado: GuardarA pesar del cinismo que suponen sus declaraciones, el presidente de la Generalidad tiene toda la razón del mundo: en efecto, las gentes de la calle están tomando una distancia creciente con la política y con ello se puede llegar a crear un abismo. De acuerdo con precedentes bien conocidos si el proceso continúa, todo un gran bloque social terminará dando la espalda a los debates políticos, morales y culturales para quedarse en los problemas económicos o, más concretamente, en la traducción más inmediata de estos. Es el punto en el que aparece la cesta de la compra como un hecho cotidiano central y, de un modo más dramático, el empleo. La escandalosa subida del coste de la vida en este último mes, el aumento del paro, la terca incapacidad para la competitividad de nuestro apartado productivo... no han aparecido en toda su gravedad gracias a las pasiones políticas y concretamente a las interminables discusiones entre los partidos y los medios de comunicación sobre la sentencia de los atentados del 11-M. No obstante, la contundencia de los hechos económicos son tales que terminarán por abrirse paso entre los ajustes de cuentas de políticos y periodistas. «¿Qué es la economía, imbécil?» tendrá que decir algún aprendiz de Clinton. En realidad, bastante economistas nos habían advertido que las formas de hacer de Solbes tendrían, más o menos, un límite en el de Aznar. Quiero decir que, desde el punto de vista electoral, no es fácil predecir si la ciudadanía va a ser suficientemente consciente del desastre de la economía de aquí a marzo.