PIÑA. Un grupo de jugadores del Portuense felicita a Paulino por el primer gol. / ANTONIO VÁZQUEZ
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Prueba superada

El Portuense se saca la espina que tenía clavada con su afición y logra la primera victoria de la temporada en el Cuvillo a costa de un pobre Algeciras La salida de Sanlúcar dio claridad al juego ofensivo del conjunto de Orúe

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A base de clavar los codos se había conseguido apuntalar la defensa. Se había aprobado la materia que más trabajo costaba, la más importante del curso, que no era otra que la de la victoria. En la de evitar despistes que costaran goles absurdos se iba progresando adecuadamente -dos tantos desde que Orúe se hiciera con las riendas de este grupo de alumnos desaventajados y los dos de penalti-. De hecho, la clase empezaba a recoger los frutos de su trabajo, pero quedaba una asignatura pendiente. Ganar en el José del Cuvillo estaba empezando a convertirse ya en una verdadera obsesión. Pero ayer el Portuense demostró a su claustro que ya es un alumno aplicado y consiguió, a base de esfuerzo y sacrificio -como le ocurre a aquellos pobres diablos que se dejan los estudios para lo último- sacarse la espinita del suspenso y aprobar la que le quedaba pendiente.

La de ayer no es que fuera una María, pero bien es cierto que se dieron algunas facilidades. El Algeciras sigue en sus trece de no dar pie con bola fuera del Nuevo Mirador y, en un partido que se le llegó a poner muy de cara, no supo leer el juego en ninguna de sus fases y acabó cosechando una nueva derrota ante un equipo que jugó toda la segunda parte con un hombre menos sobre el campo. Mucho tiene que cambiar el conjunto de José Luis Montes si no quiere pasar otra semana de Feria movidita (en las últimas seis temporadas, el conjunto albirrojo ha vivido dos ascensos y dos descensos, todos en fechas cercanas a la fiesta por antonomasia de la localidad campogibraltareña, y esta campaña hay muchos visos de que pueda volver a producirse una situación similar).

Muy enchufados

Ganar en Alcalá de Guadaira de la forma que lo hizo la pasada semana el Portuense no es una cuestión para nada sencilla. Los rojiblancos lo consiguieron, y ello ayudó mucho a la hora de encarar el derbi ante el Algeciras.

Muy enchufados salieron los locales, algo que terminó encontrando sus frutos. Antes del gol, Ortiz botaba una falta que no causaba problemas a Wilfred y Álex Cruz respondía con un zapatazo que, más que a portería, iba dirigido al cartel publicitario de Osborne. Pero pronto llegaría el premio.

A los siete minutos, Paulino se aprovechaba de un pase de la muerte de Merino desde el costado derecho tras una buena apertura a banda de Palacios, que atrapó el rechace de una falta lanzada por Zurdo que se estrelló en la barrera. Lo que semanas antes bien podría haber sido una jugada propicia para que el rival montase una contra, en esta ocasión se convirtió en una acción perfectamente hilada que se tradujo en el máximo premio. De librillo. Porque, como bien dijo el maestrillo para los micrófonos, «fue una acción digna de aplaudir».

Noqueado, fundido y apabullado. Así se quedó el Algeciras tras el golpe que su rival le había asestado, pues no era el primero que le caía en los primeros compases de un partido y, nada más empezar, ya había que buscar soluciones. Pasó, por ejemplo, en Mazarrón, y ya empieza a ser uno de los grandes handicaps que deben solventar los algeciristas.

Esta situación quiso aprovecharla el Portuense pero no pudo. Con el corderito a sus pies, no fue capaz de darle la puntilla y acabó pagando una pataleta que a punto estuvo de evitar el festín. Así, a los 21 minutos, tanto Paulino como Sergio Narváez estuvieron a punto de hacer el segundo en una jugada enrevesada dentro del área, pero la fortuna no estuvo de cara para ninguno.

El control del juego era del Portuense y las ocasiones, aunque no de evidente peligro, caían todas del lado local. Francis Flores ponía la excepción que confirma la regla con un zapatazo desde unos 25 metros que obligaba a lucirse a Wilfred.

A un minuto para el descanso llegaría la jugada clave del partido. Jorge Herrero veía la segunda cartulina y dejaba a los suyos en inferioridad numérica.

Sin recursos

Poco duró la aparente reacción algecirista tras el descanso. Apenas diez minutos de buen juego que llevaron al tanto del empate conseguido por Manu Barreiro. Ni la entrada del propio ariete gallego ni la de Alexis consiguieron que los campogibraltareños se enchufasen al partido.

Más bien, ocurrió todo lo contrario. El Portuense supo aguantar bien en defensa y fue letal a la contra. Para ello fue decisivo el movimiento de banquillo de Orúe, que dio entrada a dos perros viejos en la materia como son Masegosa y Sanlúcar. Ambos dieron el toque de criterio que le faltaba al equipo y fueron los protagonistas en el tanto del triunfo, que llegó en el 76'. El de Bornos dejó sólo al sevillano delante de Javi Cuadra, que no pudo hacer más que recoger el balón del fondo de la red. Después tocó sufrir. El Algeciras buscó el empate, como era de esperar, y encerró al Portuense en su área sin obtener recompensa.

Al final, tres puntos que lo sacan del descenso y todos contentos.