La física de la droga
El dispositivo policial en el barrio de José Antonio provoca una huida masiva de toxicómanos hacia Los Milagros
Actualizado: GuardarLa ley física de que cada acción desencadena una reacción, también es aplicable a las barriadas marginales de José Antonio y Los Milagros. El dispositivo especial que el Cuerpo Nacional de Policía despliega ocasionalmente en José Antonio provoca un éxodo masivo de toxicómanos a la zona de Los Milagros para conseguir su ansiada papelina.
De esta manera, este dispositivo invierte los términos en ambos barrios. Mientras que en José Antonio se respira tranquilidad, los vecinos pueden volver a salir a la calle sin ningún tipo de miedo y los policías velan por el cumplimiento de la ley y el orden, la zona de Los Milagros se convierte en un auténtico mercadillo de la droga.
Medio centenar de toxicómanos invaden el barrio, duermen en los portales de los bloques y el trapicheo alcanza cotas insospechadas. Mercedes García, presidenta de esta entidad vecinal, considera que «estas operaciones policiales sólo sirven para que la venta de sustancias estupefacientes pase de un barrio a otro. Mientras que en José Antonio hay 18 policías las 24 horas del día, aquí sólo circula un coche patrulla. No tiene ningún sentido».
En este sentido, esta vecina explica que «hace dos semanas tuvimos la última gran avalancha al realizar la Policía Nacional una operación antidroga».
Los traficantes, por su parte, no pierden el tiempo. Suelen ocupar viviendas vacías y organizar desde allí su particular puesto de mando. El vecino que al que se le ocurre quejarse o abrir la boca es amenazado de muerte.
El último caso se dio hace menos de un mes, cuando una familia de traficantes amenazó con linchar a un vecino que los había denunciado por haber dejado al bloque sin luz. Al no tener papeles de la vivienda, los traficantes suelen realizar enganches ilegales.
De hecho, la convivencia vecinal en Los Milagros se está tornando imposible. Los niños de estas familias, víctimas y verdugos al mismo tiempo, hacen auténticas gamberradas. Según denuncian los propios vecinos, «los niños suelen robar mascotas, como perros y gatos. Una vez que se cansan de jugar con estos animales, los arrojan por el hueco de la escalera».
Cuando cesa el dispositivo policial, se rompe este triste equilibrio y las cosas vuelven a la «normalidad». Los toxicómanos vuelven a José Antonio y prosiguen su habitual historia de peleas, hurtos y desorden.
Por otro lado, el comisario de la Policía Nacional, José Montes Fresneda, explica que «aunque estos dispositivos crean desordenes en otros barrios, intentamos atajarlos en la medida de lo posible». Además, Montes Fresneda explica que «estos dispositivos permiten que descienda el número de delitos hasta un treinta por ciento», todo un hito.