JOSÉ CORBACHO ACTOR Y DIRECTOR

«En este país todo es blanco o negro, los que estamos en medio no contamos»

Vuelve a Antena 3 con el programa de humor 'Peta Zetas' y una serie sobre los años ochenta, 'Pelotas'

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José Corbacho, actor, director y cómico defiende la terapéutica actitud de desdramatizar en la vida y reírse hasta de su sombra. Pero el mordiente artífice del desaparecido espacio satírico Homo Zapping también ha demostrado que el humor no es cosa insustancial. En el cine, tras el éxito de Tapas aborda el acoso escolar en su segunda película, Cobardes. Y a la televisión está a punto de regresar con una doble oferta para Antena 3 producida por El Terrat. Dentro de dos semanas estrenará Petas Zetas, una mirada humorística a la década de los ochenta que se emitirá de madrugada. Además, ultima el rodaje de la serie Pelotas en la que volverá otra vez su mirada al ambiente de barrio, como en Tapas.

-Peta Zetas repasará los ochenta con humor. Está de moda la nostalgia.

-Sé que hay ahora una tendencia de mirar al pasado desde la televisión, pero éste era un proyecto guardado en un cajón durante mucho tiempo. Miraremos el pasado con mucha risa y sin juzgar a nadie. Cada época tiene sus personajes. Ahora están Julián Muñoz y Paris Hilton, pero en los 80 teníamos a Sabrina o Ruiz Mateos. Todo es cíclico. Recordaremos las modas de las hombreras, los cardados, el coche fantástico, los lagartos de V...

-¿Qué tuvieron de especial para usted esos años?

-Los viví plenamente porque soy de la quinta del 65. En esa época lo descubrí todo: amor, sexo, drogas, cine.... Y empecé a trabajar con la compañía de teatro La Cubana. Todo era más superficial, esteticista, naif. Al mismo tiempo, España se modernizaba; sólo cinco años atrás se había muerto Franco. Es el tiempo del 23-F, época convulsa pero en la que se definió el país que tenemos hoy.

Esquizofrenia nacional

-¿Cómo ve ahora el país?

-Por suerte ha mejorado mucho, tanto a nivel social como de libertades. Los problemas que tiene hoy España -al margen de los intrínsecos, de esta esquizofrenia nacional con las nacionalidades múltiples, que no debería representar un problema-, son los que puede tener hoy Francia o cualquier país del entorno. Lo otro, el que alguien se enfade porque le llamen José Luis o porque en un ayuntamiento haya una bandera o no la haya son problemas muy pequeños.

-El momento José Luis-Josep Lluis de Tengo una pregunta para usted fue un subidón de audiencia.

-Me resulta curioso tanto la postura de aquella señora de Valladolid como la del propio Carod Rovira. No me identifico con ninguno de los dos. Ya se apañarán. Mi madre es de Salamanca, es decir que yo soy charnego. Al final ese conflicto es un asunto de rentabilidad política y ese minuto de oro de Carod Rovira probablemente se transforme en votantes. Pero en este país parece que todo tiene que ser blanco o negro, que los que estamos en medio no contamos.

-¿El humor puede tener una carga política?

El humor es una terapia. Ante la tragedia hay que reírse. Luego es verdad que hay diferentes colores: blanco, verde, amarillo... A mí me gustan todos. Y luego está el mundo de la parodia, donde tienes que representar a gente que está por encima de ti.

Válvula de escape

-Una de sus parodias, la de Pedro J. y el 11-M es una de las que más se descargaron en Internet...

-¿Por qué no puedes reírte sobre el señor Pedro J. y su cruzada sobre la mochila de Vallecas? Eso es sano bajo mi punto de vista. Además, el humor es también la forma ideal de decir cosas muy serias. Mi vida funciona alrededor del sentido del humor, es una válvula de escape.

-¿Cómo será Pelotas?

-Se me ocurrió con Tapas. Es una serie centrada en el barrio. Se piensa en los barrios como entornos de conflicto, de decadencia, cuando yo tengo recuerdos muy felices del mío en la niñez. La historia consiste en aglutinar una serie de personajes alrededor de un equipo de fútbol que no es mas que una excusa para tratar los problemas personales del grupo.