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PINCHITOS MORUNOS

A Pepe Blas no le gusta el arró

La verdad es que cada día la ciudad de Cádiz genera más temas de interés. En pocas ciudades se habrán parado a pensar sobre los problemas que puede causar el arró de las bodas en una población de 100.000 habitantes (afortunadamente, ya con Mercadona y Corteinglé). En cosas como estás se ven los 3.000 años de antigüedad que tenemos... Cádiz, mojama de Occidente.

JOSÉ MONFORTE
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El concejal José Blas Fernández ha dicho claramente que no le gusta que tiren arró en las bodas del Ayuntamiento porque puede producir grandes resbalones y estoy seguro de que Pepe Blas, que tiene la medalla del Roquefó por su pericia en lo que es el derecho, habrá pensado que no vaya a ser que luego se nos caiga alguien en la puerta de San Juan de Dio y pida daños y perjuicios al Ayuntamiento por uso indebido de arró en suelo público lo que podría costarle dos duros al municipio y ya se sabe que al concejal de Hacienda a amarrao no le gana nadie.

También es que la gente de Cádi es muy exigente. El que quiera arró pues que se case por la Iglesia, como Dios y Cañizares mandan y ya no hay problema.

El Ayuntamiento ha legislado en materia de guarrería porque es verdad que en estos últimos años la conciencia ciudadana ha variado mucho. Así, cuando gobernaba Carlos Díaz se decía que el Ayuntamiento era muy guarro y que no sabía contratar empresas de limpieza, ahora con Teófila Martínez, es el Ayuntamiento el que nos dice que somos unos guarros a nosotros y como no nos espabilemos Sufi Cointer mucho y limpiar poco, pues también nos echará broncas y nos pondrán a barrer hasta los wateres subterráneos que todavía están en La Alameda.

Vivimos tiempos de dureza. Los duros, los primos de Zumosol, están de moda y por eso no es de extrañar que el Ayuntamiento se ponga duro con los gaditanos y les quiera poner multas hasta por tirar arró en la bodas, pero lo que llama la atención, una vez más, es como se es tan duro con los ciudadanos y tan blandito con la empresa concesionaria. Los contenedores de cartón están siempre hasta arriba y no se los llevan y, hasta ahora, a pesar de que los mismos trabajadores de la empresa de limpieza denunciaron que esta no cumplía el convenio, no sabemos de que le hayan echado alguna multa. Con Sufi Cointer se es más blandito que un croasan de La Belle de Cadix y con los ciudadanos más duro que el bordillo de la acera de la calle Guadix.

En esta ciudad da la impresión de que a unos no les dejan ni echar arró y a otros les pelan hasta las gambas... para la paella se entiende.