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Catalina y Antonio 'El Pica', una pareja muy querida en la zona

La muerte de Catalina, que así se llamaba la mujer de 65 años que murió apalizada la noche del viernes, ha estremecido a La Misericordia, un diminuto núcleo de apenas una sesentena de habitantes situado a ocho kilómetros de La Barca aunque perteneciente ya, administrativamente hablando, al término de Arcos. Nadie daba ayer crédito a los sucedido, sobre todo, porque, según quienes les conocían, tanto ella como su pareja, Antonio El Pica-como se le llamaba-, eran dos personas muy apreciadas y que «nunca se habían metido en problemas».

W. J.
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Ella era viuda y hacía ya un tiempo que había iniciado una vida en común con Antonio. Tenía 9 hijos, según aseguraban ayer diversos vecinos de la zona, aunque ninguno vivía allí con ellos. Él, por su parte, de una edad aproximada a la de su pareja -nadie sabía determinar con exactitud la que tiene- es un hombre de lo más tranquilo, dicen los que le conocen. Estaba jubilado y se ganaba la vida vendiendo «lo que podía». Igual vendía animales que maquinaria o carros agrícolas que él mismo arreglaba. De hecho, ésa era una de sus pasiones, en la que invertía buena parte de su tiempo en una pequeña nave anexa a la vivienda. También solía vender alimentos -legumbres, garbanzos o fruta- en el porche de la casa.

Su vida era de lo más normal. Antes vivían en Villamartín, según una vecina, Nieves Álvarez, y hacía ya unos años que se habían trasladado a esta casa situada en el kilómetro ocho de la carretera que va de La Barca a Arcos. Estaban todo el día allí, él con los animales o arreglando maquinaria para después venderla y ella con las cosas de la casa, cocinando o, en algunos casos, echándole una mano a Antonio.