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El Getafe reedita las miserias foráneas del Barça
Michael Laudrup le ganó la partida a un equipo patético lejos del Camp Nou
Actualizado: GuardarEl Getafe le pasó la mano por la cara al Barça derrotándolo con una claridad indecente para los azulgrana que encajaron su primera derrota en competición liguera ante los madrileños. Tras aquella dolorosa derrota de Copa, los de Rijkaard ofrecieron una imagen igual de penosa superados en todas las facetas del juego por un rival que siempre quiso la victoria.
Michael Laudrup sigue bañado por aquella exquisitez que exhibió como futbolista. Su visión como técnico descarta la cobardía aunque se enfrente a un equipo de la dimensión del Barça. Su Getafe saltó al Coliseum Alfonso Pérez dispuesto a comerse a su rival. El danés desbocó a sus hombres colocándoles sobre la línea defensiva azulgrana. Esa valentía ofrecía una única laguna ya que si los catalanes superaban esa presión se podían plantar con facilidad ante Abbondanzieri.
El Barça notó sobremanera la razonada osadía de Laudrup. Durante veinte minutos restó a merced de la voluntad de un Getafe al que le faltaba profundidad. Su dominio se traducía en una única ocasión de Uche resuelta por Valdés.
Una acción de Iniesta sacaría del letargo a los azulgrana. Su clarividencia colocó a Henry sobre la meta del Getafe pero el francés erró en su intento de túnel sobre Abbondanzieri.
El Barça estaba creciendo a cuentagotas. Una pizca de dinamismo le había servido para encarar a su adversario. Un espejismo. Una concatenación de errores defensivos descubrieron el verdadero estado de los azulgrana lejos del Camp Nou y pusieron por delante al Getafe.
Indolencia culé
La indolencia del Barça era tan evidente como alarmante. Una desmotivación que el Getafe aprovechaba con habilidad para proseguir con su plan. Acometida la versión más ofensiva, los madrileños retrasaron sus líneas para rematar el partido a la contra. Otra vez sin intensidad. Otra vez sin voluntad. Otra vez sin ideas. Otra vez en actitud pasota. Una falta de motivación que llevó a Ronaldinho y Messi al banquillo.
La monumental dejadez del Barça resultó notable, una imagen patética condecorada por una triste entrada de Zambrotta a destiempo que reflejaron la impotencia visitante justo cuando el Coliseum Alfonso Pérez se preparaba para vivir una noche históricas tras el tanto de Albín que cerraba la clara victoria de su equipo.