LA CRÍTICA DE LA PRIMERA MUESTRA DE TEATRO ANDALUZ DE EL PUERTO

¿pensamiento femenino?

Todo sucede en su mente en una noche llena de fantasmas, los fantasmas de los celos, la inseguridad y el miedo. Nos adentramos en sus pensamientos y obsesiones, nos enredamos entre las telarañas de un cerebro enfermizo que sufre y se desgarra. Ella está allí hundida, sumida y enfrascada hirviéndole por dentro los bichos que le carcomen con hambre de venganza. Cavila, especula e imagina lo peor e intenta buscar una respuesta que le satisfaga y le devuelva la paz.

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Cuenta y repasa todas y cada una de las lágrimas de cristal que penden de la lámpara de araña y no encuentra la respuesta a saber. ¿Qué hacían unas bragas en el bolsillo derecho de la chaqueta americana de Él? Toda la obra transcurre en el imaginario de Ella; dentro de este mundo creado por esta mujer le vemos a Él buscando una y mil respuestas, inverosímiles todas, para contestar al cuestionamiento del por qué de esa prenda íntima en su chaqueta. Ella, implacable le apuñala, y con crueldad le hace sufrir más si cabe en plena agonía.

Suena el despertador. Ella, después de haber pasado la noche en vela, vuelve a la realidad y queda desarmada cuando justo antes de salir al trabajo, Él se despide apasionadamente y decide dejarse la chaqueta en casa. La idea de la obra es buena, aunque el montaje es regular en cuanto a las interpretaciones que, dadas las circunstancias, se ven avocadas al grito y a la falta de progresión y matices de unos diálogos más ingeniosos que inteligentes. El escenario enmarcado en un cuadrilátero y la utilería con sus tonos ocres y como si estuviese todo embalado, nos remiten muy bien a la fragilidad de cualquier relación de pareja. Quizás la propuesta merecía una música menos reconocible que no nos recordara a las películas de Kusturica o Kubrick, que en nada coinciden con esta obra.